La crisis existe, el matrimonio entre Ana María Aldón y José Ortega Cano no pasa por sus mejores momentos, y, paradojas de la vida, buena parte de sus discusiones tienen como protagonista a la fallecida Rocío Jurado, a la que el torero tiene dedicado casi un santuario en su chalet madrileño.
La diseñadora le ha pedido a su marido que quite tanta foto de la más grande, que acepte por fin la realidad de la vida y que se dé cuenta de que Rocío, por mucho que la haya calificado como "el gran amor de mi vida", nunca va a volver.
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En este sentido, a Ana, que quiere muchísimo a José, le duele que demuestre tanta devoción a la artista y tan poca a ella. Los rumores empiezan a ser continuos sobre una posible ruptura de su matrimonio, desde Jorge Javier Vázquez a Diego Arrabal se apuesta por una separación cercana. Y por mucho que la hija de Ortega, Gloria Camila, quiera quitar importancia a la crisis, o su padre cambia de actitud o ya sabe la que se le puede venir encima.

José vive momentos de inquietud por diversas razones. Primero, por su estado de salud, segundo por la presunta crisis con su esposa, y tercero por los continuos ataques que viene recibiendo desde programas afines a una Rocío Carrasco que no quiere ni verle y que no cuenta con su presencia en la inauguración cercana del museo que Chipiona dedicará a su hija más ilustre, la recordada Rocío Jurado.