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China veta a Hollywood por sus personajes afeminados y por no respetar sus decisiones

Roland Emmerich ("Independence Day", 1996) supera el veto de China y estrenará en el país "Moonfall". El director debe estar dando palmas con las orejas. Aunque su filmografía, en la mayoría de los casos, no invite al entusiasmo, el 25 de mayo estrenará en el gigante asiático esta película de ciencia ficción y acción con un presupuesto de 150 millones de dólares, que tiene como protagonistas a Halle Berry ("X-Men: Días del futuro pasado" (2014) o Patrick Wilson ("Expediente Warren: Obligado por el demonio" (2021), entre otros.

Emmerich ha logrado lo que parecía imposible: saltarse el veto de los filmes de Hollywood impuesto por China con una cinta aséptica de ciencia ficción, en la que una fuerza misteriosa golpea a la Luna y la envía para un choque directo contra la Tierra. Todo ocurrió una semana antes del impacto, poniendo en peligro a los habitantes del mundo, una ejecutiva de la NASA y dos cómplices de lograr la clave para salvar nuestro planeta.

¿Por qué "Moonfall" tiene las puertas abiertas de China? La razón es muy evidente: el dinero, ya que uno de sus coproductores es una empresa de ese país. ¡Más don de la oportunidad imposible! Y a "The Batman también le ha sonreído la suerte, ya que se verá próximamente.

Esto sucede en unos momentos en el que el presidente de China, Xi Jinping, tiene un pánico ancestral a que en las películas, extranjeras o autóctonas, aparezcan personajes afeminados porque quieren un estándar de belleza perfecto.

El penúltimo ejemplo es, según publicó Variety, "Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos", en el que aparece el primer superhéroe de Marvel que ha sido censurado en China. En esta ocasión, cambian de argumento. ¿Qué pecado ha cometido el productor Kevin Feige? Pues, a la vista de los occidentales, tonterías. El protagonista es un joven chino que reniega de sus raíces y se quiere trasladar a EE UU.

A la comunidad LGBTQ del país no le faltan razones para sentirse más o menos perseguida. Aunque ya no se considera una enfermedad mental desde 1977, vieron con asombro como cintas con personajes gays como "Call Me By Your Name", (2017) y "Bohemian Rhapsody", (2016) o bien eliminaron escenas "comprometidas" o ni siquiera se exhibieron en las salas.

Sucedió también con un capitulo de "Friends" que no se emitió por mostrar una relación lésbica. Mucho más combativos han sido con "Shouth Park" y "Los Simpson" por sus sátiras sobre el sistema político chino. Permiten entre 30 y 40 películas estadounidenses. Lo que es un patada en la espinilla a la industria audiovisual de EE.UU, uno de sus principales compradores.

Pero el departamento del Partido Comunista ha ido más allá. El presidente Xi Jinping ha optado por recuperar "un rejuvenecimiento nacional" para regresar a los valores de "la cultura china", la cultura revolucionaria y la cultura socialista.

Esto también repercutirá a las "celebridades vulgares de Internet" o influencers de medio pelo. La Administración nacional de Radio y Televisión de China también se ha arremangado las mangas: nada de actores e invitados afeminados en programas de televisión; los menores no pueden participar en realities y programas de variedades. Tampoco tendrán lugar personajes ostentosos y el cotilleo.

Otro compromiso es que quieren parar los pies a celebridades que no den ejemplo de un comportamiento que siga la costumbres comunistas. Le ocurrió al cantante Kris Wu, acusado de una supuesta violación. Las autoridades de Shanghái anunciaron una multa de 39 millones de euros a la actriz Zheng Shuang y se decidió retirar todos los trabajos en los que aparecía.

La única conclusión es que China emprende el camino a un aislamiento cultural con tal de no perder ni su identidad ni su poder.

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