Una vez alcanzado el éxito y la fama gracias a sus carreras, muchos de nuestros famosos deciden probar suerte en el mundo de la hostelería, una aventura en la que no son pocos los que se embarcan cargados de ganas, aunque no todos consigan el éxito esperado.
Sin embargo, a Joaquín Sabina y Julio Sánchez sí les ha ido muy bien. Después de probar algunos tacos y mezcales, el cantante y su amigo decidieron abrir un restaurante mexicano en España. Se llamó La Mordida y fue pionero. 25 años después hay nueve como este en Madrid.
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"Empezamos primero con un restaurante español que no era de comida mexicana y creo recordar que invertimos unos 20 millones de pesetas. Nos parecía una gastronomía muy atractiva, y también estuvo un poco unido a nuestras amistades. Teníamos muchos amigos hosteleros mexicanos y nos asociamos con ellos", cuenta Sánchez en una entrevista para Economia3.
"Cuando Joaquín Sabina y yo decidimos abrir el primer restaurante no sabíamos qué nombre ponerle e hicimos una tormenta de ideas entre los que estaban varios músicos de Joaquín. Hicimos una lista muy larga de nombres pero elegimos un nombre que dijo el batería de Joaquín Sabina y nos pareció un gran hallazgo, porque junto con el logotipo que apareció después, la boca que mordía un chile, era muy impactante visualmente. También en México, La Mordida, es dar un bocado a la comida y nos pareció muy descriptivo y sensual", añadía el propietario.
Pero, sin duda, La Mordida se diferencia porque cuenta con una excelente relación calidad-precio. "Todos los ingredientes que utilizamos son naturales e incluso algunos los importamos directamente de México", afirma Sánchez para El Español. Y es que, su carta cuenta con una gran variedad de platos mexicanos: desde enchiladas, quesadillas, tacos, ensaladas hasta bebidas como cócteles, jarritas mexicanas e incluso agua de sabores a precios muy económicos. Se puede comer en condiciones por menos de 10 euros.