Tras la muerte de Manolo Santana, sus cinco hijos, conscientes de que no aparecían en el testamento de su padre, por lo menos, quieren recuperar objetos personales de su progenitor, pero la viuda del tenista, que no tenía, ni tiene, la menor relación con ellos, hace oídos sordos a la solicitud de Alba, Beatriz, Manuel, Bárbara y Borja, por lo que los recuerdos materiales de Manolo siguen en poder de Claudia Rodríguez, su última esposa y la mujer que ha heredado todo el patrimonio del fallecido.
En Marbella, donde reside, Claudia tiene fama de ser una mujer muy ambiciosa, así la define A., un antiguo trabajador del club de tenis que fue propiedad de Santana hasta que su esposa colombiana se hizo con el mando del negocio al decaer la salud de su marido.
Esta fuente añade que "el club no pasa por sus mejores momentos, necesitaría hacer una gran reforma pero Claudia no tiene intención de gastarse el dinero que modernizaría las instalaciones. Su marido era el reclamo perfecto para atraer socios, pero su muerte supuso un handicap para captar nuevos afiliados. La concesión finaliza su contrato en el 2026 y, aquí, todos estamos convencidos de que Claudia no tiene la idea de de renovarlo". Aunque se publicó que Rafa Nadal y Novak Djokovic estarían interesados en conseguir los derechos de explotación cuando finalicen los derechos de la actual administradora, ninguno de los dos ha confirmado siquiera la existencia de negociaciones.
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