El pleito entre Esperanza Aguirre y su cuñado, Íñigo Ramírez de Haro, sigue en pie a pesar de que en octubre la justicia archivara la investigación por la polémica venta del Goya Familiar. A la espera de resolverse el recurso que presentó Íñigo ante la Audiencia Provincial, este ha ofrecido unas contundentes declaraciones acerca de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid.
La polémica familiar se remonta a 2011 cuando la ex política y su marido, Fernando Ramírez de Haro, le pidieron a los hermanos de él (según Íñigo) vender la obra para salvar su situación económica. Íñigo explicó en su querella que los hermanos dieron el visto bueno al matrimonio, pero acordando rendir cuentas en un futuro, cuando la madre de los Ramírez de Haro falleciera.

Finalmente vendieran el cuadro en 2012 al empresario Juan Miguel Villar Mir por más de cinco millones de euros. Esperanza y su marido están casados en régimen ganancial y el dinero de la venta se ingresó en una cuenta de la que ambos aparecen como titulares. La madre de Fernando e Íñigo falleció en febrero de 2019.
Íñigo ha señalado en El periódico de España que Aguirre "ha sido una parte de este problema". Está indignado con la decisión que tomó la magistrada Concepción Jerez el pasado mes de octubre de archivar la investigación tras concluir que los hechos denunciados no constituyen delito.
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"La sensación mía y de mi abogado es de absoluta indefensión. Después de un año de querella, hemos tenido que recusar a la juez de instrucción por apariencia de falta de imparcialidad y recurrir porque se ha archivado el caso", lamenta Íñigo.

En este sentido, sostiene que se han pasado por alto una serie de "indicios delictivos": "Apropiación indebida por parte de mi hermano; fraude fiscal; indicios contra el patrimonio histórico; la impresión de que si mi cuñada no hubiera sido la presidenta nada de esto habría ocurrido; indicios de que el comprador (Villar Mir) lo adquirió por debajo de su valor porque mi hermano no tenía el título de propiedad; que a la vez estaba haciendo la 'operación Canalejas' y curiosamente ese edificio, cuando dimite Esperanza Aguirre, deja ser patrimonio histórico. Clientelismo, corrupción", señala.
Después abre un melón. Asegura que siente "mucho miedo" de que "una ex presidenta del Poder Ejecutivo tenga mano larga sobre el Poder Judicial". El aristócrata, que curiosamente reniega de la nobleza en su último libro publicado esta semana, La mala sangre, se muestra tajante contra su cuñada y el poder judicial: "Por ahora ha salido airosa de todos los casos. Hay indicios para pensar que está protegida. Sigue gobernando el mismo partido político".

La familia política de la ex líder del PP en Madrid es de origen aristócrata. Beatriz Valdés, su suegra, era marquesa de Casa Valdés y nieta del primer marqués, Félix Valdés de los Ríos, que recibió el título de la reina Isabel II en el siglo XIX.