La estrella del tenis finalmente no se salió con la suya y este fin de semana fue deportado de Australia por no vacunarse contra el Covid-19, requisito obligatorio para entrar en el país. Novak Djokovic, por tanto, no podrá disputar el Open de Australia. El primer partido del serbio estaba previsto para este lunes.
El tenista ya ha aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Dubái, donde no exigen el certificado de vacunación, tan solo una PCR negativa. Ha llegado tras un vuelo procedente de Melbourne de 13 horas y media. El serbio ha cogido otro avión rumbo a Belgrado, donde se le espera poco después del mediodía (11.00 GMT).

El número 1 de la ATP entró a Australia el pasado 5 de enero y el día 6 fue retenido en un hotel de Melbourne tras no presentar el certificado de vacunación que le exigen a todos los ciudadanos. El día 10 la justicia australiana lo 'liberó'. Sin embargo, el Ministro de Inmigración, Alex Hawke, le canceló el visado el pasado viernes y este domingo, tras la celebración de una audiencia definitiva, fue finalmente deportado.

Novak ha contado con el apoyo en la distancia de su mujer, Jelena Ristic. En las redes sociales clamó por la 'liberación' de su marido cuando fue detenido por primera vez: "La única ley que todos deberíamos respetar en todas las fronteras es el amor y el respeto por otro ser humano. El amor y el perdón nunca son un error, sino una fuerza poderosa. ¡Les deseo a todos lo mejor!", escribió. Están casados desde 2014 y juntos tienen a Tara y Stefan, de 4 y 7 años respectivamente.

La familia cada vez pasa más tiempo en Marbella. Durante el confinamiento, compraron una mansión por más de 10 millones de euros. La casa, de 1.000 metros cuadrados, con 3.500 de parcela, cuenta nueve dormitorios y ocho baños, varios salones, sala de cine y televisión, un gimnasio completamente equipado, una sala de juegos con billar y futbolín y un spa, con sauna y baño turco. Las estancias principales están decoradas en una mezcla de estilos mediterráneo y marroquí.
Tampoco disputará Roland Garros
El Gobierno francés, que hace una decena de días había señalado que Djokovic podría participar en el torneo de Roland Garros aunque no estuviera vacunado, ha rectificado y avisa de que todos los que compitan tendrán que tener la pauta completa, igual que se exigirá al público y a los profesionales implicados.
La rectificación llegó de la mano de la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, en la noche del domingo al lunes, horas después de que el Parlamento adoptara definitivamente el proyecto de ley que impondrá un certificado de vacunación para muchas actividades de la vida social, lo que incluye asistir a espectáculos deportivos.

En un mensaje en su cuenta de Twitter, Maracineanu constató que se ha adoptado ese certificado sanitario, de forma que "desde que se promulgue la ley, será obligatorio para entrar en los espacios ya sometidos al pasaporte sanitario (estadios, teatros o salones) para el conjunto de los espectadores, de los practicantes, de los profesionales, franceses o extranjeros".
La ministra aprovechó para agradecer al movimiento deportivo su acción de "convicción de los últimos y pocos no vacunados" e insistió en que unos y otros tienen ahora intención de trabajar juntos para "preservar las competiciones" y promover el pasaporte de vacunación "a nivel internacional".
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre en Australia, para entrar en Francia no hay que tener la pauta completa de vacunación imperativamente. Se puede llegar al país con un pasaporte sanitario que pruebe disponer de un test negativo en su lugar.
No obstante, el proyecto de ley sobre el certificado de vacunación que debe entrar en vigor a finales de esta semana (está todavía pendiente de un recurso ante el Consejo Constitucional) va a imponerlo para tomar algo en un bar o en un restaurante, para ir al cine, a un espectáculo o a un estadio, pero también para utilizar los transportes públicos de larga distancia (autobuses, trenes, aviones o barcos).