Las cenizas de Jaime Ostos llegaron este miércoles 12 de enero a Madrid de la mano de su viuda, Mari Ángeles Grajal, que se encontraba con el torero en Bogotá el pasado fin de semana cuando perdió la vida tras sufrir un infarto. A su regreso a la capital española, se mostró desolada junto a su hijo Jacobo. Días después, ha desvelado cómo se encuentra.

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"Hundida, muy hundida. Gracias a mis amigas que me acompañan todo el rato", ha confesado a los micrófonos de Europapress mientras daba un paseo con una amiga por las calles de Madrid. La vuelta a España ha sido "terrible". Le está costando retomar la rutina sin su marido, fallecido a los 90 años. Ha confesado que el matador de toros era "el hombre de mi vida" y que "lo seguirá siendo".

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La misa funeral en honor a Ostos se celebrará el próximo 20 de enero en Madrid y después tendrá lugar otra en Sevilla. Este martes, la viuda habló vía telefónica con Sálvame y recordó que lo feliz que ha sido durante los 41 años que han estado juntos, tres como divorciados: "Le puse en la calle, pero le perdonó y fuimos inmensamente felices después", señaló. Los dos habían pasado el fin de año en Colombia para asistir a las ferias de Cali y Manizales.

El desaparecido astigitano superó una crisis hace dos años tras pasar por la UCI del Hospital de la Zarzuela de Madrid a causa del coronavirus, que le dejó graves secuelas físicas.

Unidos en el dolor permanecen los cuatro hijos de Ostos, que consiguieron superar las asperezas del pasado. Jaime y Gabriela, fruto de su primer matrimonio con la sevillana María Consuelo Alcalá. El primero reside en Estados Unidos y la segunda en Madrid. Jacobo también está en la capital española. La cuarta hija del torero es Gisela, que nació de una aventura con Aurora Díaz. 

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