Novak Djokovic está en el centro de la polémica porque su participación en el Open de Australia pende de un hilo. No se ha vacunado contra la Covid-19, por lo que las leyes del país le impiden cruzar sus fronteras.

El tenista serbio consiguió una exención médica con la que supuestamente podían entrar al país sin vacunarse, pero al bajar del avión se le anunció que su visado había sido cancelado. Tras apelar la decisión, se encuentra retenido en un hotel, a la espera de que este domingo se comunique la resolución definitiva.

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Djokovic, convertido ya en un símbolo de los antivacunas después de toda esta polémica, se manifestaba este viernes, 7 de enero, por primera vez y lo hizo a través de sus redes sociales: "Muchas gracias a la gente de todo el mundo por vuestro constante apoyo. Puedo sentirlo y es muy apreciado".

El conflicto ha estallado en una crisis política y desde Serbia se suceden los ataques a Australia: "Se trata de un maltrato y ultraje político asqueroso contra una persona". Además, Srdjan, el padre de Novak Djokovic, ha comparado los problemas de su hijo en Australia con los de Jesucristo y acusaba al gobierno de ese país de querer humillar al número uno del tenis mundial: "Jesús también tenía problemas, le hicieron de todo, pero él sigue vivo entre nosotros. Así también Nole (el apodo de Novak). !No le puede nada! !Él es el corazón de Serbia, del mundo libre!". 

Hizo constar que su hijo "no está en detención en un hotel sino en una cárcel", y eso, señaló, a pesar de haberle dado las autoridades australianas con anterioridad un visado, un beneplácito especial. El mismo permiso fue concedido a otros jugadores, según Djokovic padre, pero a éstos los dejaron pasar, menos al serbio de 34 años, porque "quieren humillarlo y que se arrodille, pero no lo hará".

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