La última película de Ridley Scott, estrenada en España este fin de semana y titulada La Casa Gucci, narra la historia real del emporio familiar tras la legendaria firma de moda italiana y descubre, a lo largo de tres décadas de amor, infidelidad, traición, decadencia, venganza y asesinato, el verdadero significado tras el apellido, su valor y lo lejos que puede llegar una familia para hacerse con el control del dinero, pero sobre todo cuenta la relación entre Maurizio Gucci (Adam Driver) y su mujer, Patrizia Reggiani (Lady Gaga), que encargó a un sicario que matara a su marido.
Ella formó parte gracias a su matrimonio de una de las familias más ricas de Italia y terminó encargando el asesinato de su marido a un sicario.
Patrizia fue condenada a casi 26 años de cárcel en 1998 pero salió de prisión en 2016 tras pasar algo más de 18 años entre rejas. Lady Gucci, molesta porque Lady Gaga no la llamara antes de rodar la película para conocerla y preparar el personaje, ha llegado a decir que la cantante y actriz debería haberle pedido permiso para interpretarla. "Estoy bastante molesta por el hecho de que Lady Gaga me interprete en la nueva película de Ridley Scott sin haber tenido la consideración y la sensibilidad para venir a conocerme", dijo.


Patrizia, tiene ahora de setenta y dos años, trabaja como consultora para una empresa de joyería en Milán y ha reconocido que mandó asesinar al padre de sus hijas. Cuando en un reality show de la televisión italiana le preguntaron por qué no le disparó a Maurizio ella misma, respondió: "Mi vista no es tan buena. No quería fallar".

Nacida en Módena, en el norte de Italia, en 1948, fruto de una relación esporádica entre una camarera y un transportista, nunca conoció a su padre biológico. Fue adoptada por Ferdinando Reggiani, un empresario que regentaba una empresa de camiones que se casó su madre y del que adoptó su apellido. Asistía a fiestas de la alta sociedad de Milán y en una de ellas conoció a Maurizio Gucci en 1970. Él la comparó con Elizabeth Taylor y ella cayó rendida a sus pies. "Conocí a Maurizio en una fiesta y se enamoró de forma loca de mí", declaró Reggiani sobre su primer encuentro en una entrevista de 2016. "Era emocionante y diferente", confesó.

Se casaron muy enamorados, después de dos años de noviazgo, en 1972. El padre del novio no asistió a la boda de su único hijo. El padre de Maurizio (Jeremy Irons) amenazó a su hijo con desheredarle si se casaba con quien pensó que solo quería su dinero. Pero el enlace se celebró. Patrizia y el heredero de la mitad de las acciones de Gucci se casaron y el matrimonio tuvo dos hijas. Mauzio y su padre se reconciliaron después del nacimiento de la primera hija que tuvo con Patrizia, Alessandra. Y fueron felices...

Hasta que en las navidades de 1985, cuando ya había muerto su padre, Maurizio se fue a su casa de Saint Mortiz sin la familia y se enamoró de Paola Franchi mientras esquiaba en las pistas de la estación suiza.
Los primeros síntomas de que el matrimonio se iba a pique habían comenzado hacia 1983, después de que Maurizio adquiriera su participación mayoritaria en Gucci. Patrizia, muy involucrada en la empresa hasta entonces, notó que su marido no era el mismo: "Se volvió loco", dijo. "Hasta entonces fui su principal asesora en todos los asuntos de Gucci. Pero él quería ser el mejor y dejó de escucharme".
Separados desde 1985, no se divorciaron formalmente hasta 1994, cuando Patrizia llegó a un acuerdo: recibiría 2,5 millones de euros y una pensión alimenticia anual vitalicia de 650.000 euros, que ella calificó como "un simple plato de lentejas". Patrizia perdió el derecho a usar el nombre de Gucci después del divorcio, pero continuó haciéndolo: "Todavía me siento como una Gucci, de hecho, la más Gucci de todos", declaró en una entrevista.
Sara Gay Forden, autora del libro en el que se basa la película, asegura que Patrizia tenía espías para controlar los movimientos de su marido durante los años posteriores al divorcio. En 1993, Maurizio vendió sus acciones en Gucci por 150 millones de dólares y según algunas teorías, éste y no las infidelidades, fue el motivo que llevó a Reggiani a encargar el asesinato de su exmarido.
El 27 de marzo de 1995 Maurizio Gucci recibió tres disparos, uno de ellos mortal, en la puerta de su casa de Milán. Patrizia pagó 290.000 dólares al sicario que apretó al gatillo y al que le ayudó. En 1997 fue detenida en su palacete de Milán y en 1998 un tribunal la condenó a pasar 26 años en prisión. Sus hijas intentaron exculparla alegando que había ordenado el asesinato como consecuencia de su tumor cerebral, pero ella nunca ha dicho que se arrepintiera. Reggiani tuvo la posibilidad de salir de la cárcel antes de tiempo gracias al tercer grado pero lo rechazó: "No he trabajado en mi vida y desde luego no voy a empezar ahora", dijo. No es la única que ha mostrado su disgusto con la película. Otros miembros de la familia Gucci han expresado su disconformidad con la visión que el director de Gladiator da de la historia.
Orígenes de Gucci
Sara Gay Forden escribió la novela que ahora ha sido llevada al cine hace 20 años. La obra narra más que el filme. Para empezar cuenta los orígenes de la marca fundada por Guccio Gucci. Nacido en 1881 en Florencia, Guccio conoció por primera vez el mercado del lujo cuando se aventuró a ir a Inglaterra y trabajó en el Hotel Savoy de Londres. En 1906, regresó a Italia para fundar Gucci, que comenzó como una tienda de artículos y prendas de piel, artículos de viaje y marroquinería.
Guccio tuvo cinco hijos con su esposa, Aida: Grimalda, Vasco, Aldo, Rodolpho y Enzo. Este último murió a los nueve años. Guccio enfrentó a sus hijos unos contra otros en su testamento y le dio muy poco a su hija. En cambio, su herencia se distribuyó a sus hijos, Vasco, Aldo (Al Pacino en la película) y Rodolfo (Jeremy Irons). En 1921, la segunda generación de los Gucci se unió al negocio familiar y en 1953, cuando Guccio falleció, la empresa comenzó a ser conocida.
Maurizio Gucci era hijo de Rodolfo Gucci. Comenzó a trabajar para la empresa en la década de 1970 con su tío, Aldo, y ascendió hasta la muerte de su padre en 1983. La muerte de Rodolfo dejó a Maurizio con la mayor parte de sus acciones, lo que lo convirtió en el mayor accionista de la empresa. Sin embargo, esto no le cayó bien a Aldo y sus dos hijos, quienes demandaron a Maurizio y lo acusaron de falsificar su firma en el testamento de su padre para evitar pagar el impuesto a la herencia. Al principio se le declaró culpable de falsificar la firma, pero recurrió y fue absuelto.
A Maurizio no le gustaban las ideas de Aldo, que quería hacer crecer la empresa impulsando la producción en masa de los productos Gucci y abriendo tiendas en centros comerciales en lugar de en zonas exclusivas.
Después de que se encarcelara a su tío Aldo por evasión fiscal, dicen que por unos documentos que filtró Maurizio, él logró hacerse con el control de la empresa. Sin embargo, empezó a derrochar dinero a mansalva comprando Ferraris, obras de arte y palacios y en 1993, había acumulado tales deudas que no tuvo más remedio que vender su participación en la empresa a inversores, lo que puso fin a la propiedad de la empresa por parte de la familia Gucci.
El asesinato
El único testigo del asesinato de Maurizio Gucci fue Giuseppe Onorato, portero del edificio de oficinas de Maurizio, que salió a la puerta con un garrote para tratar de defender a Gucci y también recibió un disparo. Dos años después, una denuncia anónima llevó al arresto de Patrizia por encargar la muerte de su exmarido. El juicio fue un escándalo y Patrizia fue apodada como la "Viuda Negra" por la prensa sensacionalista. Patrizia, que sostuvo su inocencia, fue señalada por tres personas involucradas en la muerte de Maurizio. Todas admitieron su culpabilidad y dijeron que Patrizia estaba detrás del asesinato. Fue acusada y condenada en 1998 por asesinato premeditado y se le sentenció a veintinueve años de prisión, aunque al final solo cumplió dieciocho.