"No me perdería la ceremonia de los premios bajo ningún concepto". Ésta fue la respuesta de la reina Sofía cuando la organización de los galardones que se celebraron este viernes 22 en Oviedo preguntó.
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Reencontrarse con su nieta Leonor, a la que no veía desde que en agosto, cuando se fue a estudiar a un internado en Gales y estar presente en el tercer discurso de la princesa de Asturias en Oviedo era algo irrenunciable para su abuela, que cumple 83 años en apenas una semana.

Pero su presencia requería un gran esfuerzo por su parte. Y es que al día siguiente sábado, doña Sofía, su hermana, la princesa Irene y la infanta Elena tenían una cita importante en Atenas, para asistir a la boda religiosa de Philippos de Grecia y Nina Flohr. El nieto del rey Constantino y la multimillonaria suiza, hija de Thomas Flor, fundador de VistaJet, una compañía suiza de jets privados, habían celebrado ya su boda civil el pasado diciembre en la localidad suiza de Saint Moritz, una ceremonia casi íntima a causa de las medidas anti covid, dejando para más adelante la gran boda griega donde reunirían a toda la familia.

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Doña Sofía no podía perderse una cita familiar donde se encontraría con su hermano Constantino, delicado de salud, familiares de su cuñada Ana María, princesa de Dinamarca, otros miembros de la realeza europea y personajes importantes de la sociedad griega, que siempre han apoyado la causa monárquica.

La boda del sobrino-nieto de doña Sofía se celebró además en la catedral de la Anunciación de Santa María, donde el príncipe Juan Carlos y Sofía de Grecia se casaron el 14 de mayo de 1962.
Para doña Sofía cualquier ocasión es buena para regresar a Grecia, donde nació y donde están enterrados sus padres. Pero pasar de un día para otro de Oviedo a Atenas ha sido viajar contra reloj. La emérita dejó Asturias inmediatamente después de finalizar la ceremonia, voló a Madrid y de ahí directamente a Grecia junto a su hija la infanta Elena, para llegar a tiempo el sábado a la gran cita familiar.
Una boda que ha durado tres días de fiesta y celebraciones, con muchos reencuentros familiares y muchas emociones. A su regreso a Madrid, después de descansar de estos ajetreados viajes, doña Sofía tiene otra cita personal muy de su agrado.
El jueves 28, el duque de Alba ha invitado a la reina al palacio de Liria. Un almuerzo de solo ocho personas, al que asistirá únicamente otro miembro de la familia Alba, Alfonso Martínez de Irujo, duque de Híjar, segundo de los hijos de la duquesa Cayetana.

