La noche del 31 de octubre se vivirá en Cantora un Halloween de pesadilla. En la finca coincidirán por primera vez, tras un año y dos meses, Kiko Rivera y su tito Agustín, y ya veremos si los puñales siguen en alto o la reconciliación se produce. Y a ver en qué términos, si es factible la segunda opción.
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Y es que el dj, su esposa Irene Rosales y sus dos hijas pasarán ese fin de semana en el cortijo familiar. Por fin cumplirá su sueño Isabel Pantoja de disfrutar nuevamente de la compañía de sus nietas. Dicen que, como abuela, es cariñosa y sensible, ahí se le olvida su fuerte carácter y el "dientes dientes" de antaño.
La noche de difuntos se presta a los disfraces y uno ya vislumbra a Kiko como el Fétido de la familia Adams y a Agustín con los ropajes del malvado Rasputín de la época de los zares. En medio, la ahora matriarca Isabel Pantoja, a quien le espera la difícil tarea de poner orden si los suyos se desmadran. Porque cuesta creer que la concordia sea tan rápida.
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