Impactante y desgarrador el testimonio de Dolores Pozo, más conocida como Loli la quiosquera, este sábado en Telecinco. Tiene 82 años y es la persona a la que Isabel Pantoja debe 76.000 euros desde 2014. Lola explicó los detalles de la deuda de forma concisa, sin dramatismos, pero dejando encogido el corazón de los espectadores y contertulios del programa.
Loli no quiso que la cadena le pagara por su testimonio ni un euro, una actitud que todavía da más credibilidad a su relato. Todo empezó cuando la implicación de Isabel Pantoja en el Caso Malaya estaba a punto de llevarla a la cárcel. La tonadillera pasaría después dos años en prisión, pero antes, un día que Loli visitaba a Doña Ana, la madre de Isabel en Cantora, como amiga que era de la familia desde hacía 50 años, Isabel le dijo que quería hablar con ella. Necesitaba su ayuda económica para evitar su ingreso en prisión.
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Explica Loli que no dudó ni un segundo en ofrecerle sus ahorros de toda una vida. Y lo que hiciera falta. Agustín Pantoja anotó en una servilleta el número de cuenta al que debía trasferir el dinero. Loli le hizo una primera transferencia de 80.000 euros a su cuenta bancaria y más tarde, su hermano le pediría otros 6.000 euros más, porque dijo que le hacían falta. Años después los Pantoja le devolvieron 10.000 euros. "Eso lo tengo yo todo justificado en las cuentas del banco", añade Loli. Por aquella fecha, la quiosquera ya tenía 76 años, y no podía permitirse esperar mucho tiempo para que le devolvieran sus ahorros. Pero solo hubo silencio. Los Pantoja nunca respondían a sus llamadas. Y cuando hace dos años Loli visitó a Doña Ana en un hospital de Jerez, Isabel Pantoja, que estaba en la habitación, se fue corriendo evitando hablar con ella.
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Tampoco recogieron el burofax con el que empezó a reclamar los 76.000 euros. Después promovió un acto de conciliación, pero tampoco recogieron la citación. Un segundo requerimiento, tampoco. Y ya por fin, la tercera convocatoria para que la madre de Kiko Rivera acudiera el jueves 7 a un acto de conciliación que evitara el juicio, fue recibida por su destinataria. La cita fue el pasado jueves 7 de octubre en el Juzgado de Instrucción número 1 de Chiclana, pero Pantoja no se presentó, ni justificó su ausencia. "El silencio mata", decía Loli apenada. "Yo no quiero mi dinero para fiestas, lo necesito para que una persona me ayude y me acompañe a ir al médico, no tengo nada. Le hice un favor, me faltó tiempo para hacerlo. Me levantaba a las cinco de la mañana para trabajar y llegaba a las diez de la noche". Y asegura que no reconoce a Isabel. "Nunca ha sido así. Si la viera cara a cara, le diría: No te conozco".

En efecto, mucho ha cambiado Isabel Pantoja. Informalia ha podido saber que la tonadillera era muy diferente cuando empezó a triunfar y a hacerse una artista famosa. Cuando la familia Pantoja dejó Sevilla para instalarse en Madrid, vivían los cuatro hijos, doña Ana y su marido, Juan Pantoja, en un pisito minúsculo en el Madrid antiguo, cerca de El Corral de La Morería donde actuaba el patriarca de los Pantoja.
Isabel ya había demostrado desde niña sus dotes artísticas en un concurso de radio en Sevilla y en un homenaje a Juanito Valderrama y Dolores Abril en un teatro de la capital andaluza. Una vez en la capital, Juan Pantoja convenció a don Manuel del Rey, dueño del tablao, para que le diera una oportunidad a su hija. El empresario se le dio y la joven Isabel encandiló al público con su gran talento cantando y bailando, que era lo que le gustaba.
Su fama se extendía por todo Madrid y empezaron a ofrecerle actuar en algunas salas y en televisión. Pronto empezó la familia a ganar dinero gracias a Isabel aunque la muerte repentina de Juan Pantoja les dejó desolados.
El éxito de Isabel les animó a buscar una vivienda mejor, aunque no tenía bastante dinero para la entrada del piso que les gustaba en la calle O`Donnell. "Don Manuel, que si usted me lo presta en cuanto firme los primeros contratos importantes, se lo devuelvo", le dijo al jefe de su marido. Y así fue, tal y como confirma gente del tablao que vivió aquel momento. Don Manuel nunca dudó de la palabra de Isabel, la cantante cumplió religiosamente su promesa y lo devolvió muy pronto, hasta el último céntimo.
Tiene razón Loli: no hay quien reconozca a la Isabel Pantoja de hoy día y su afán por el dinero, sin compasión con una anciana que era como una hermana para la fallecida doña Ana Martín. Y no solo se trata de esa deuda. Se habla de otros préstamos que le hicieron a Pantoja antes entrar en la prisión de Alcalá de Guadaira y que no habría devuelto. Son malos momentos para la madre de Kiko Rivera. Tiene una cita pendiente con un Juzgado de lo Penal de Marbella, imputada como cooperadora necesaria, en un delito de insolvencia económica. La Fiscalía y la acusación particular piden para ella tres años de prisión.