El secretismo que rodea a los escritos supuestamente dejados por Rocío Jurado aumenta el morbo y el ansia por conocer lo que encierran las hojas manuscritas que la más grande fue escondiendo en su mesilla de noche. Y los silencios dan lugar a las especulaciones. Una de ellas se refiere al enorme cabreo que la chipionera tenía con Encarna Sánchez, porque la periodista, al no poder conquistar con regalos a Rocío, hizo correr la voz de que tras el cuerpo glorioso de la recordada artista se escondía un travesti (en abril del 77 Rocío parió a su hija, pero dio igual). Es más, por lo que cuentan, la Jurado citó a la estrella radiofónica en su casa y, cuando esta llamó a la puerta, Rocío se encaró con ella y le dijo que si seguía lanzando rumores falsos contra su persona contaría quién era realmente Encarna Sánchez. Y que se iba a arrepentir de todas sus mentiras.

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Encarna siguió expandiendo los rumores travestistas y Rocío no se cortó lo más mínimo en responderle, desvelando que la almeriense le había tirado los tejos y ella devolvía los regalos que Encarna le mandaba, como el que recibió en un camerino poco antes de una actuación: una nota cariñosa, un carísimo anillo y un gran ramo de rosas. Para la icónica periodista, supuso todo un agravio.

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