Isabel Pantoja "pesa menos de 45 kilos", nos dicen desde su entorno. Cuando llegaron sus hijos tras la muerte de doña Ana, estaba en la cama "prácticamente destrozada", según asegura la fuente que describe el estado de la tonadillera de 65 años.
Era de madrugada, pero tuvo fuerzas para mantener una conversación con su sobrina Anabel y sus hijos Isa y Kiko. "Yo pensaba que no tenía ya hijos, tú, Isa, Isabel, no mantenías relación con tu abuela, y no me plantee llamarte para que vinieses", le dijo a su hija pequeña.
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"Kiko, tú tomaste una decisión que hiciste pública y pensé que esa llamada no era conveniente, porque no ibas a venir", le espetó a su hijo para justificar no haber contactado con él. "Y a ti, Anabel no te quise molestar porque sabía que estabas planificando la boda, y lo que quería tu abuela era que te casaras y fueras feliz". A pesar de la tensión, hubo un abrazo con los tres nietos de doña Ana y, como ya hemos contado en Informalia, emplazó a su hijo Kiko para hablar. No es como se ha dicho que todo lo negativo se haya convertido en positivo, pero la inmensa tristeza que todos compartían pudo más que la tensión, y ello mezclado con el fallecimiento de una mujer cuyo amor les une aún después de muerta, ha logrado lo que desde hace más de un año no habían conseguido.