Sara Carbonero está de vacaciones. Necesita desconectar de un año muy duro para ella en lo personal. Es su primer verano separada de Iker Casillas y se ha marchado a Cádiz con su amiga Raquel Perera, la ex de Alejandro Sanz y madre de sus dos hijos pequeños, Dylan y Alma. Ambas han alquilado una casa para estar más cómodas y sentirse como en su propio hogar pero sobre todo para pasárselo bien y cambiar el chip. A Sara le está resultando algo complicado.
Muy a su pesar, los paparazzi se han enterado de la ubicación de la residencia elegida por la periodista y no dejan de hacer guardia allí. Hasta ahí todo normal. Ella entiende que ser un personaje público tiene ese peaje y, en cierto modo, comprende que puedan hacerla alguna fotografía. De hecho, sabe que se las han hecho, en la playa y paseando. Pero considera que hay unos límites y cree que se han pasado.
Según tiene conocimiento Informalia, Sara ha comentado a algunas amistades lo que para ella es una situación bastante incómoda. Parece ser que algún paparazzi la ha fotografiado dentro de la casa subiéndose a un muro. "A ella no le importa que le tomen imágenes en la calle cuando sale a pasear o va a la playa, pero ha dicho que no va a permitir que la fotografíen dentro de un recinto privado, donde ella se siente segura y protegida de miradas indiscretas", nos asegura una persona cercana a la presentadora.
Sara y Raquel se han hecho inseparables en los últimos meses. Siempre han sido amigas, pero la separación de ambas de sus maridos las ha unido aún más. Así se han ido juntas con sus hijos a Cádiz. Martín y Lucas, hijos de Sara, y Dylan y Alma, los de Raquel, se han convertido en compañeros inseparables de juegos.

Ambas se encuentran de nuevo enamoradas, en esos bonitos momentos del inicio de una relación. La ex de Sanz sale con el actor Miguel Such, y Sara, con el cantaor y hermano de Estrella Morente, Kiki Morente. Esto último es el motivo de que Carbonero vaya escoltada por paparazzi y que aguarden a las puertas de la casa donde se encuentra alojada.
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Buscan la foto de los tortolitos. Esperan que Kiki, que reside en Cádiz y que estos días tiene algunos conciertos por la zona, pueda acercarse hasta la casa y así captar una de las imágenes más buscadas en las revistas del corazón. Y la presentadora lo sabe, pero no por ello va a tolerar que se salten los límites de lo permitido para conseguir lo que buscan.

Al margen del cabreo, lo cierto es que Sara se lo está pasando muy bien. Junto a un grupo de amigos, entre los que se encuentra la representante de Rosario Flores, Mariola Orellana, han visto los atardeceres gaditanos subidas a un tejado o han disfrutado de una tarde de música en directo. Está claro que como la propia Sara ha dicho: le "queda mucho por sentir".