No lo pudo lograr con su madre y no puede conseguirlo con su sobrina. Miguel Bosé se enfurece al enterarse de que Palito, hija de su hermana Lucía y del actor Carlos Tristancho, mantiene una sólida relación con Nacho Palau, el hombre con el que el cantante compartió 26 años de su vida.

Miguel ya tuvo sus más y sus menos con su progenitora, porque le pidió que ignorara a su ex y la matriarca no le hizo ni caso. Ella consideraba a Nacho como un hijo y nunca le negó el cariño. En cuanto a Palito, vive con su novio en la misma casa valenciana de su madre, exactamente en la zona del garaje, que ha acondicionado como apartamento, y Palau reside con su progenitora cerca. Son casi vecinos.

El escultor, hoy reciclado como cocinero, no desea perder el contacto con la familia del artista y potencia esa amistad con este tipo de citas, a las que, a veces, acuden también sus dos hijos.
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Pero a Miguel le molesta muchísimo esta cordialidad, está enfrentado a Nacho en los tribunales y no quiere ver a su ex ni en pintura. Poco les importa a Palito y compañía que el cantante se cabree. Ellos seguirán manteniendo una relación de cariño con Palau. Lo tienen muy claro. Igual que Nacho. Y Miguel es incapaz de frenar sus enfados.
