La soprano de 56 años atraviesa una mala racha en cuanto a salud se refiere. Tras superar el coronavirus y arrastrar serias secuelas por el mismo durante meses (utilizó una silla de ruedas durante semanas), Ainhoa Arteta sufrió un cólico nefrítico por el que tuvo que ser hospitalizada el pasado 23 de julio. Su estado derivó en una peligrosa infección y fue traslada a la UCI, donde ha permanecido diez días. Afortunadamente, la cantante lírica ha mejorado y este lunes ha sido trasladada a una planta del hospital.
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La artista, que tiene la agenda llena de compromisos para el mes de agosto, ha tenido que cancelar el concierto previsto para este viernes 6, en la Plaza de Toros de El Burgo de Osma (Soria), tal y como anuncia Hola. Si su evolución es favorable, Arteta podría reaparecer en los escenarios el día 18. Será en el Festival Starlite de Marbella y junto a Plácido Domingo.
La cantante, casada con el militar Matías Urrea desde hace dos años, se está recuperando "con una gran entereza", tal y como ha declarado su marido a Vanitatis. "Ha vuelto a nacer", ha dicho.

Arteta superó el coronavirus hace apenas unos meses: "Al principio parecía que era asintomática pero, poco a poco, se fueron agravando los síntomas. El cuarto o quinto día se empezó a complicar la cosa". Las consecuencias de la enfermedad fueron terribles: "Tenía muchos dolores, mi traumatóloga me hizo una resonancia magnética y ahí salió que tenía un edema en las rótulas". Eso sí, Arteta no perdió la sonrisa: "Que no cunda el pánico, estoy bien. No es nada grave pero nada agradable".