Nunca, en sus 78 años, había vivido una situación igual en toda su carrera. Acostumbrado a los vítores y aplausos, Raphael tuvo que suspender una actuación en Santiago de Compostela por las inclemencias climatológicas, y algunos de los asistentes demostraron su enfado con gritos y abucheos contra el cantante, quien abandonó el recinto, que era al aire libre, entre desolado y ofuscado.
La gente no tuvo en cuenta que fue decisión de los organizadores, y no del artista de Linares, la idea de cancelar el concierto. Pero el berrinche se lo llevó el marido de Natalia Figueroa, un hombre que adora a su público. No se esperaba una reacción como esa, tan dura y desagradable.
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Raphael, lo dicen los que le conocen en la intimidad, es un ser súper sensible, le afectan demasiado las cosas, como ha ocurrido tras la separación matrimonial entre su hijo Manuel y Amelia Bono. Igual le ocurrió cuando su otro hijo, Jacobo, rompió su relación con la actriz Toni Acosta. Pero sigue manteniendo una relación cordial y plena de cariño con sus dos nueras. Tanto Toni como Amelia siempre tienen buenas palabras para el hombre al que no le gusta que le llamen abuelo.
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