El último capricho del hijo de Isabel Pantoja le está trayendo de cabeza. Kiko Rivera adquirió hace unos días un Audi de alta gama valorado en 80.000 euros, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta que durante el confinamiento solicitó y cobró una ayuda de 700 euros por parte del Gobierno.
Por eso, y porque visitó La Resistencia y desveló que tenía en el banco cerca de un millón y medio de euros, Hacienda le pisa los talones a Kiko Rivera. Pero no solo eso: a su mujer, Irene Rosales, no le hizo ninguna gracia el último derroche de su marido y afirman en Sálvame que la bronca entre ellos por esta razón ha sido monumental. El DJ lo adquirió en la modalidad de renting, para lo que entregó una entrada de entre 15.000 y 20.000 euros y firmó una mensualidad de 800-900 euros para los próximos tres años, un gasto que a su mujer, que acaba de dejar su trabajo en televisión por los conflictos que esto generaba en su casa, le parece excesivo.
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Además, este martes Kiko ha recibido una mala noticia: una nueva denuncia. El demandante es la comunidad de vecinos del loft que el artista tiene en Madrid y que le reclama, desde hace más de un año, más de 30.000 euros en concepto de impagos a la comunidad. El presidente de la misma ha asegurado que han intentado en numerosas ocasiones llegar a un acuerdo amistoso con él, pero finalmente no ha llegado a buen puerto. También ha contado que resulta muy complicado contactar con él y que la vecina del citado loft tiene goteras y otros problemas, pero Kiko no ha cogido si quiera el teléfono para hacerse cargo de la situación. Así las cosas, han puesto el tema en manos de la justicia.