No se sabía nada de ella. Hacía tiempo que no se la veía ni se dejaba notar siquiera en sus redes sociales. Por eso, ha pillado por sorpresa conocer que estaba ingresada en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Pero ya no está allí. Tras dos semanas en el centro hospitalario, Raquel Mosquera, de 51 años, ya está en casa.
Según ha podido saber Informalia, la peluquera ya ha sido dada de alta. Actualmente se recupera en su domicilio madrileño junto a Isi, su marido, y sus dos hijos, Raquel y Romeo. Fue él quien se encargó de recogerla y llevarla a su domicilio, donde está cuidándola. Fue hace un par de días. Al igual que ocurrió en abril, su alta se ha realizado con total discreción, aunque entonces el momento fue recogido por un fotógrafo y esas imágenes fueron publicadas días después, lo que hizo que se conociera que ya estaba en casa.
Lea también: Raquel Mosquera, en quiebra y asfixiada por las deudas tras poner a la venta su hogar de Madrid
Raquel tuvo que ingresar el pasado 1 de julio tras sufrir una nueva recaída del brote psicótico que padeció el pasado mes de abril y que también la llevó al ala de psiquiátrica del mismo centro médico. Allí, Raquel permaneció diez días aislada, y en algunos momentos sedada, hasta que logró recuperarse. Pero lo cierto es que no lo hizo del todo.
Entonces, según ha podido saber Informalia, Raquel tenía mucha prisa por salir. Su conflicto público con Rocío Carrasco la desestabilizó lo suficiente como para sufrir una crisis, que se ha acrecentado por el mal momento económico que atraviesa. Según ha contado Javier Álvarez, representante y abogado de Mosquera, "esta vez ha sido peor que la anterior. En la otra ocasión, sufrió un brote psicótico diagnosticado por la enfermedad. Y yo creo que ahora ha sufrido una continuación. La recuperación lleva un proceso. Por eso los temas psiquiátricos son tan complicados, delicados y largos".
Y es que mucho que se empeñe en desmentirlo, la ex de Pedro Carrasco no ha tenido suerte profesional en los últimos años, su peluquería apenas se mantiene, a pesar de que tiene clientes fijas, y la pandemia ha terminado de rematarla. De ahí que se vea obligada a vender la casa de Galapagar que tanto le costó construir. En ella se refugió tras marcharse del piso de Paseo de La Habana que compartía con Pedro Carrasco. Ese fue su primer mazazo difícil de digerir.
Igual que le es ahora su enfrentamiento con Rocío Carrasco. Raquel no puede entender por qué la hija del boxeador se cebó con ella en su documental y está dispuesta, en cuanto esté recuperada, a contestarla. No quiere que su imagen quede manchada sin, al menos, dar su versión. Pero para eso debe estar completamente centrada y tranquila.
Su familia, Isi, sus padres y hermanos están preocupados por ella, por cómo se toma las cosas que escucha y que repercuten directamente en su salud. Por eso les gustaría que Raquel saliera de ese círculo de la tele y se centrara en su trabajo. Porque encima, ahora tienen claro, que Telecinco es terreno hostil. El fichaje de Rocío Carrasco por Sálvame ha posicionado a muchos de los contertulios del programa a su lado y ahora tendrá que ir con pruebas para demostrar su versión. Antes, la creían sin más.
El fichaje de Carrasco también podría cerrarle las puertas a la posibilidad de participar en algún otro programa de la cadena, como ha venido haciendo en los últimos años, cada vez que necesitaba una inyección económica. De ahí su participación en Supervivientes o Ven a cenar conmigo Gourmet edition o la concesión de entrevistas en el Deluxe.