A Kiki Morente no le gustan los paparazzi. En este aspecto se parece mucho a su novia, Sara Carbonero, y qué mejor lugar para refugiarse que la bella y mágica Granada, su tierra chica, donde ha vuelto después de un breve paso por Oporto. En la ciudad de la Alhambra, Kiki vive al amparo de su amplia familia, una saga de artistas de tronío que encabezaba su padre, el fallecido Enrique Morente, su madre, la bailaora Aurora Carbonell, y que perpetúan sus hermanas, Estrella y Soleá.
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El joven, que canta como los ángeles desde niño, se subirá de nuevo a un escenario el próximo 21 de julio en su Granada natal, en el transcurso del V Festival Internacional de la Guitarra. Ese día se podría confirmar su amor con Sara, ya que se supone que ella estará allí para aplaudirle.
La Carbonero apura unas cortas vacaciones con amigas en Oporto, mientras su ex marido, Iker Casillas, eligió las playas mexicanas para ver desde allí la Eurocopa y se supone que para huir del acoso mediático. No se sabe qué piensa el ex portero del Real Madrid de esta nueva relación de la madre de sus hijos, pero es evidente que los rumores de reconciliación matrimonial son completamente infundados.
Los dos tienen muy claro su camino y no hay puntos de convergencia que no sean el profundo amor que ambos sienten por sus dos hijos, Martín y Lucas. Nada más.
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El mismo amor que se refleja en los ojos de Kiki cuando mira a Sara. Un amigo suyo, José M., lo certifica: "Se han enamorado los dos como quinceañeros". También lo certifica Isa, que conoce muy bien a la periodista: "Sara no pensaba que iba a abrirse al amor tan pronto, pero Kiki ha traído a su vida el cariño y la estabilidad que le faltaba".
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