Conocedora en primera persona de lo complicada que es la lucha contra el cáncer, Terelu Campos acudió el jueves al tanatorio a despedirse de una de sus grandes amigas, Mila Ximénez, fallecida el día antes a los 69 años.
Pero la hija de María Teresa Campos llevaba llorando mucho más tiempo porque sabía que su querida Mila se iba sin remedio. De hecho, Terelu había redactado una semana antes, con Mila aún entre nosotros, su carta de despedida. Lo hizo a petición de sus jefes de Lecturas, que le rogaron que prepara la misiva aún sin haber muerto Mila, explicándole que estaba "sedada", cosa que ya sabían, y que el fatal desenlace se iba a producir en horas. Con el fin de poder salir a la venta adelantando la edición si Mila fallecía durante el fin de semana, a Terelu y a Jorge Javier les pidieron que no esperaran a que Mila se fuera de este mundo y que escribieran sus respectivas cartas ya. Sabían que la situación era irreversible.

Pero la fuerza natural de Mila la mantuvo con vida más tiempo del que se había pensado y el destino quiso que muriera el miércoles. De tal modo que, como ya adelantamos, cuando el sábado 19 de junio, por la mañana, se supo que Mila no había muerto, Lecturas decidió detener la distribución de la revista que ya tenía impresa, que decía ADIÓS MILA, con las cartas de despedida, y lista para publicarse el lunes.
La publicación tuvo que retirar la portada y cambiar algunas páginas, entre ellas las de las cartas de despedida, porque habrían estado a la venta con Mila aún viva. Llegó el miércoles a los quioscos como todas las demás publicaciones, pero en lugar del titular inicial, se vieron obligados a confeccionar una portada que decía así: "Mila, historia de una gran luchadora". Y ni rastro de las cartas.
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Pero ese mismo miércoles, como todos sabemos, la periodista sevillana no pudo resistir más y se fue, falleció poco después del mediodía. Inmediatamente, sus compañeros de Lecturas reaccionaron y prepararon una segunda edición, esta vez sí, con las cartas, y casi el mismo contenido: el jueves la publicación estaba en el quiosco, ahora sí, con Terelu y Jorge Javier dando su sentido adiós a su amiga y compañera. Así reza el titular que podemos leer en la portada, abajo: "EXCLUSIVA: Las cartas de despedida de sus mejores amigos".

El jueves, sin poder contener las lágrimas al recordarla, completamente abatida, la hija de María Teresa llegaba al tanatorio madrileño de la M-30 para acompañar a la familia de Mila en tan doloroso momento. Intentando mantener la calma, Terelu atendió a los medios completamente derrumbada al hablar sobre la fortaleza y la entereza de Mila durante todo el proceso que sufrió, y cuya agonía final se prolongó más tiempo del que podían explicarse quienes sabían de su estado desde casi una semana antes, tal vez mucho más.

Fundiéndose en un abrazo de consuelo con su íntimo amigo Kike Calleja, Terelu demostró que entre Mila y ella había un fuerte nexo de unión que traspasaba la pantalla ya que sus muchas discusiones en televisión no lograron acabar con el gran cariño que se tenían. A pesar de la distancia con muchos de sus compañeros de Sálvame, Terelu recibió el cariño de todos ellos en su encuentro en el tanatorio.
"No concebía la vida sin Mila. ¿Por qué yo sí y ella no?". La dramática confesión de Terelu Campos, ésta pronunciada de verdad tras morir su íntima amiga, no ha dejado indiferente a nadie. La periodista era casi un hermana para la fallecida, se llamaban de continuo, se animaban y apoyaban la una a la otra para darse fortaleza. Aunque Terelu escribió su despedida para la revista en la que colabora, una semana antes, a Terelu le cuesta todavía entender que no volverá a hablar con Mila, que la distancia entre la vida y la muerte es infinita, que lo irreversible es imposible de recuperar.
Los recuerdos fluyen y la pena aumenta. La última vez que se vieron, más pareció una despedida que un encuentro. Mila sabía que la vida se le escapaba y quiso ver a su hermana en un adiós que Terelu no supo adivinar. No supo o no quiso. Cuando se separaron, el abrazo fue intenso, saltaron las lágrimas y las palabras rebosaron el vaso del cariño. No volvieron a verse.
El reencuentro resultó muy triste, se produjo en el peor escenario: en el tanatorio donde velaban los restos mortales de la periodista sevillana. Y a Terelu se le volvieron a saltar unas lágrimas de dolor e impotencia. Estaba sumida en una nube, sin querer aceptar una muerte que le partía el alma pero que ella ya había escrito antes incluso de que se produjera.


