A Jesús Ortiz, tan tradicional, chapado a la antigua, le rompe los esquemas la filosofía de vida de su nieta, Carla Vigo, a la que algunos, en un símil con Belén Esteban, califican irónicamente como 'princesita del pueblo'. Jesús, el abuelo en cuestión, padre de la reina Letizia y enemigo de notoriedades públicas, contempla con asombro a su nieta exhibirse aflamencada en el videoclip Karma, de la polifacética Amor Romeira, en el que Carla demuestra que todavía le queda mucho camino por andar en el mundo interpretativo.

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Más tiesa que una vela, escasa de movimientos, acierta a dar unas palmas esquivas en medio del jolgorio general. Sosa que es la niña. Mala compañera de viaje para una actriz en ciernes es la sosería.

La amistad de la sobrina real con Romeira, mujer origen de antiguos conflictos televisivos, no gusta en el Palacio de La Zarzuela. Letizia ya llamó la atención a la hija de su hermana Erika, tristemente fallecida, por algunos desafueros del pasado.

Pero Carla demuestra con sus actos que pasa de su tía, sus primas y su tío político, el mismísimo rey de España. Va a su bola, sortea los consejos, sueña con convertirse en la Concha Velasco del siglo XXI, o, por lo menos, en la discípula aventajada de Loles León o Victoria Abril, actrices que le gustan mucho.

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Mientras tanto, el abuelo Jesús no gana a para 'disgustos', menos mal que sus otras nietas, Leonor, la heredera, y Sofía, siguen los cánones que él considera más apropiados. La 'Carlita' le ha salido rebelde. Para Ortiz se convirtió hace tiempo en 'la oveja negra de la familia'.

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