Florentino Pérez no se achicó, se mantuvo en su sitio y terminó por desesperar a Sergio Ramos, cuya estrategia era llevar la negociación hasta el límite, creyendo que el club subiría su oferta al tensar la cuerda. Al final, no fue posible. El defensa de Camas no aceptó la rebaja salarial del 10% que otros compañeros como Luka Modric sí firmaron, conscientes de la disminución de ingresos por la pandemia.
Precisamente, la comparación con Modric ha dejado muy tocada la imagen de Sergio a ojos de los directivos blancos. Florentino considera que su capitán no ha mirado por los intereses del club en una situación económica tan complicada. Por su parte, Ramos no se ha sentido valorado por su presidente.
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En estos meses de negociaciones, las filtraciones de periodistas afines a Florentino han dejado a Ramos a los pies de los caballos. Se dijo que había avisado al presidente que tenía una oferta del PSG para jugar con Messi y Neymar la próxima temporada. Incluso se contó que el defensa había llamado a varios compañeros para que no aceptaran la rebaja salarial "porque con ese dinero van a fichar a Mbappé".

Todo ello ha ido generando un clima de tensión que ha provocado el adiós de una de las grandes figuras de la historia del Real Madrid. Tampoco le agradaba a Florentino el gran poder que tenía Sergio en el vestuario. Se cree que estaba intoxicando a los compañeros en contra de la directiva.
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Y llegó el final. Sea por orgullo, sea por dinero. Florentino retiró la oferta a Ramos y cerró su etapa en el Madrid. En los últimos días se filtró que el andaluz estaba dispuesto a aceptarla, pero para Pérez estaba todo cerrado. No había vuelta atrás. El capitán se va por la puerta de atrás, al igual que otros ídolos blancos como Iker Casillas o Cristiano Ronaldo. Es un mal endémico del club.