Hace menos de una semana sorprendió a sus seguidores al anunciar su retirada y hacer unas fuertes acusaciones contra Prince, el autor de su gran éxito, Nothing compares 2 U. Después, Sinéad O'Connor (54) se retractó y anunció que no dejaba los escenarios. El próximo 21 de junio, además, saldrán a la venta sus memorias en España, en las que repasa su turbulento pasado y presente.
En el interior de Remembranzas, como así se llama su obra, habla de su intento de suicidio a los 33 años y de la batalla por conseguir la custodia de sus hijos. La arista tiene cuatro de cuatro hombres diferentes. Además, se sincera sobre su adicción a la marihuana y a otras sustancias. Entre los episodios más impactantes, los malos tratos que recibió cuando era niña de manos de su progenitora.

"Soy la niña que llora de miedo el último día antes de las vacaciones de verano. Tengo que fingir que he perdido el palo de hockey porque sé que si lo llevo a casa mi madre me golpeará con él todo el verano. Aunque tal vez prefiera el atizador de alfombras. Me hará desnudarme, me obligará a acostarme en el suelo y abrirme de piernas y brazos para golpearme con el mango de la escoba en mis partes íntimas", se lee en un extracto, tal y como recoge El País.
Cuando ella tenía ocho años, sus padres se divorciaron. A su progenitor le dedica unas palabras de agradecimiento al final del libro. No le culpa de sus problemas mentales y le dice que los tiene por "una anomalía cerebral derivada del ADN de los O'Graty", su familia materna.

A los 14 años, en plena rebeldía adolescente, ingresó en un "centro de rehabilitación para menores con problemas de conducta". Un año después en un internado religioso, fugándose de él a los 17. A los 18, sufrió la pérdida de su madre tras un accidente de coche.
En el libro, la artista irlandesa también arremete contra la industria musical por su sexismo, sus presiones y otros asuntos. Recuerda cuando las señalaron tras romper en Saturday Night Live una foto de Juan Pablo II para, según ella, denunciar los abusos de la Iglesia.

"Lo que hizo descarrilar mi carrera fue tener un disco en el número uno y romper la foto me devolvió al camino correcto. Tenía que volver a ganarme la vida actuando en directo. Porque he nacido para eso. No nací para ser una estrella del pop. Porque para eso hay que ser buena chica. No ser demasiado problemática". Asegura que le llegaron a exigir que se dejase el pelo largo y vistiera ropa sexi, incluso que abortara tras quedarse embarazada poco antes de publicar su primer álbum.
En sus páginas también habla de su salida en el hospital hace tres años, saliendo del centro con tan solo 8.000 dólares en su cuenta. Desvela que en la actualidad sufre anorexia, agorafobia y que es fumadora compulsiva. También habla sobre su conversión al islam, motivo por el que luce hiyab desde hace tres años.
Antes de anunciar su 'no' retirada hace una semana, lanzó un dardo contra Prince: "Tienes que estar loco para ser músico, pero hay una diferencia entre estar loco y ser un abusador violento de mujeres (...) Cuando estuve en su casa me echó la bronca y le dije que se fuera a la mierda", contó en The New York Times, sobre un episodio en el que tras invitarla a una sopa en su casa le propuso jugar a una guerra de almohadas. En mitad de la pelea sintió que la golpeaba con "algo duro". Un episodio que también narra en sus memorias.