La abuela pasó del nieto, y el hijo de su madre. Resulta que Isabel Pantoja estaba invitada a la ceremonia religiosa de la primera comunión de su nieto Francisco, hijo de Kiko Rivera y su ex, Jessica Bueno, y no apareció por Bilbao ni mucho menos por la parroquia de San Francisco Javier, en San Juan de Ajuriagerra, muy cerca del Guggenheim.
Jessi y el futbolista Jota Peleteiro residen en la capital vizcaína y hasta allí viajaron Kiko, su esposa Irene Rosales y sus dos hijas, hermanas del niño que hizo la Comunión.
Cuando le preguntaron al dj si había echado de menos a su progenitora, con la que ni se ve ni se habla desde hace tiempo, contestó riéndose: "Eso es lo de menos", quitándole importancia a tan relevante ausencia. Eso sí, más tarde censuró, sin nombrarla, el feo que le hizo a su hijo primogénito.
En el evento, celebrado el pasado sábado, tampoco estuvieron los familiares más cercanos de Rivera, sus hermanos, Fran y Cayetano, y su hermana Chabelita. Fue un acto íntimo y sin grandes algarabías. Y ni el espíritu "pantojil" pudo romper la armonía en un día tan especial.
Quizá la víctima más colateral del plantón de la abuela fuera el pequeño Francisco, quien a sus ocho años no se explica la ausencia en su vida de una abuela a la que quiere y adora. Pero ella, por lo que se ve, pasa de todos. ¡Qué lejos quedan los tiempos en los que Jessica, la Pantoja y Kiko posaban juntos en las portadas tan bien pagadas del Hola.
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