Diego Armando Maradona murió el 25 de noviembre de 2020 a los 60 años debido a un "edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada", según determinó la autopsia. Sin embargo, lo cierto es que la atención médica que recibió el mítico 10 argentino fue "inadecuada, deficiente y temeraria", por lo que la Fiscalía argentina ha imputado a los siete sanitarios que le atendieron antes de morir.

Ellos son los que actuaron en los momentos anteriores a su fallecimiento. Los siete prestarán declaración a partir del 31 de mayo y se enfrentan a penas de 8 a 25 años de prisión por presunto "homicidio simple con dolo eventual", tal y como han confirmado fuentes judiciales a la agencia Efe.

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Entre los imputados se encuentran los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid; el coordinador de los enfermeros, Mariano Perroni; la médica domiciliaria del exfutbolista, Nancy Forlini; el psicólogo Carlos Ángel Díaz; la psiquiatra Agustina Cosachov; y el neurocirujano Leopoldo Luque, médico de cabecera de Maradona y amigo personal.

El informe de la junta médica en el que 11 peritos estudiaron las circunstancias de la muerte de Maradona concluye que el comportamiento del equipo sanitario que le atendió fue "inadecuado, deficiente y temerario". Además, determinan que abandonaron "a la suerte el estado de salud del paciente".

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