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Primicia: Arantxa Sánchez Vicario derrota a Josep Santacana, que "deberá demostrar en Miami cómo administró la fortuna de su ex", según el abogado de la tenista

Josep Santacana se vio sorprendido por la reciente sentencia de la Audiencia de Barcelona, que aceptaba la petición de Arantxa Sánchez Vicario para que su divorcio se tramitara en Miami y no en España. Un revés decisivo para el empresario, ya que "los tribunales de Miami le exigirán cuentas exactas de su patrimonio y deberá demostrar cómo administró la fortuna de su esposa", dice Ramón Tamborero, abogado de la tricampeona de Roland Garros. Un patrimonio valorado en su día en 34 millones de euros, y hoy semi "desintegrado", mientras que él pasó de tener una economía "normalita" en el mejor de los casos, a manejar unas cantidades fabulosos.

Santacana y su abogada, Isabel Winkels, reaccionaron a la victoria de Arantxa, adelantada en primicia por Informalia, con un escrito en el que solicitaban la nulidad de la actuación del tribunal, argumentando que se habían conculcado los derechos constitucionales de su cliente, y hasta los de ella misma, derechos que tiene cualquier ciudadano. Sostiene el padre de los hijos de la ex tenista que se sentía perjudicado, al igual que su defensora, no tanto desde el punto de vista jurídico como del personal.

Pero "ha sido la propia Audiencia quien ha resuelto su petición solo una semana después, rechazando de forma rotunda sus aspiraciones", confirma a Informalia el letrado de la deportista.

Tras esta nueva estocada a Santacana, el procedimiento de divorcio sigue sus trámites en el tribunal de Miami, donde no influirán para nada todas las maniobras jurídicas que se produzcan en España.

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Santacana no tiene ninguna posibilidad de recurrir ante el Tribunal Supremo, pero a la desesperada puede acudir, gracias a un resquicio legal, al Tribunal Constitucional para presentar un recurso de amparo, un trámite que tardaría varios años en admitirse y otros tantos en resolverse. Podría darse la paradoja de que para entonces, y de acuerdo con los tribunales de Miami, el matrimonio estuviera ya oficialmente divorciado, con las previsibles consecuencias económicas para el empresario.

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