Hace unos meses dimos desde este portal detalles del regreso de Shaila Dúrcal a España. Tras 20 años en México, la hija de Rocío Dúrcal y Junior comenzaba una nueva vida en tierras madrileñas junto a su marido, Dorio Ferreira, y la hija de este, Aitana. Ahora ha concedido una entrevista en la que desvela cómo se encuentra y en la que también habla de su hermano, su madre, de sus problemas de peso y de la docuserie de Rocío Carrasco.
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Informalia tuvo constancia del principal motivo de este cambio de residencia. Según contaron a este portal fuentes cercanas a la familia, Shaila estaba pasando por un momento económico muy delicado, puesto que en México apenas tenía ingresos y sí muchos gastos. Para tratar de arreglar su economía, decidió volver a nuestro país e instalarse en la casa que heredaron sus hermanos de sus padres en Torrelodones.

Ahora ha concedido una entrevista en la revista Lecturas en la que desvela cómo se encuentra actualmente. También recuerda el varapalo que vivió el año pasado, cuando su hermano Antonio contrajo el Covid-19 y estuvo incluso ingresado en la UCI: "Va poco a poco mejorando. Ahí va recuperándose, yo por verlo lo veo al cien por cien".

Según cuenta, fue uno de los motivos por los que decidió hacer las maletas y volver: "Te pone en perspectiva la vida y fue, en parte eso, lo que me hizo decidir venir aquí. Te das cuenta de lo frágil que es todo, que en un segundo cambia. Fue mi oportunidad para venir aquí y para conectar con lo que tenía pendiente: mi casa, las cosas de mamá...". Sobre su madre, asegura que cada vez se parece más a la cantante: "Ahí me doy cuenta de la belleza de la genética".

En su corazón guarda momentos especiales con ella: "Me dejó a mi aire. Siempre me recomendaba que tuviera paciencia, es de las pocas cosas que me decía. Tampoco era de sentarse a hablar conmigo. La miraba y aprendía mucho. Yo me quejo más, ella era una mujer que no se quejaba para nada, siempre tenía la mejor cara para todo. Mi guio mucho por eso, por ser una mujer que no se queje porque quejarse es malo. Cuando me quejo, luego no me siento bien".
También ha hablado del accidente que sufrió en 2018, por el que perdió parte de un dedo, y sobre cómo se encuentra tres años después: "¡Ya puedo agarrar la taza! Antes no podía. He dejado un poco los ejercicios, tengo que retomarlos. Me cuesta, tengo mucha falta de movimiento. No solo es el dedo en sí, son los nudillos, la muñeca... Todavía no me puedo apoyar del todo".
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Para el día a día es algo complicado: "A veces, me duele simplemente porque sí. Diariamente es un mundo, hay veces que se me despiertan más los nervios y es más incómodo porque siento todo mucho más. A veces acabo agotada y me duele muchísimo. Me maquillo, pero sin usar esos dedos".

A pesar del dolor, lo cuenta para ayudar a otras personas: "Quiero hablar de ello por si de algo puede ayudar mi experiencia. Yo, por supuesto, lo veo como una herida de guerra". Al principio no lo hacía por miedo a perder a sus perros, ya que uno fue el que le mordió: "Al principio no lo hacía porque vivo en Estados Unidos y no sabía que le podía pasar a mis perros. Me entraron todos los miedos del mundo por si me los quitaban, me callé mucho por eso. Temía que me reconocieran en el hospital", recuerda.
Ahora, relativamente trata de tomárselo con algo de humor: "Cuando sucedió me estaba comiendo un Kit-Kat y tuve que escupirlo. ¡Con lo que me gustan!".
Cambiando de tercio, ha hablado sobre los comentarios que ha recibido a lo largo de los años por su peso: "No hace falta que me lo digan porque soy la primera que me critico a mí misma, me veo en el espejo todos los días. Por circunstancias se me ha ido juntando una cosa con la otra".

Así las cosas, ha desvelado que también tuvo problemas con los tiroides: "Tenía hipertiroidismo, pero no me había dado cuenta de ello. Me lo diagnosticaron en el año 2017, en 2018 ocurrió mi accidente y se me juntó con dejar de fumar y con toda la rehabilitación. Gané 20 kilos. Yo siempre he tenido problemas de subidas y bajadas porque me engorda el aire".
De esta forma, asegura: "Yo, de constitución, soy muy grande. Siempre he hecho deporte y tengo una espalda que parezco un portero de discoteca. Por otro lado, tengo también escoliosis, por lo que me quiero cuidar mucho".
Por último, a la hija de la coplera le han preguntado por el docudrama de Rocío Carrasco, amiga de la familia, en el que denuncia supuestos malos tratos de Antonio David Flores: "Me he ido enterando de cositas, pero me da mucha ternura y tristeza porque, para mí, es como una familia añadida. Recuerdo a Rocío Jurado cuando veía a mi padre y le decía 'mi Virguito', por su signo del Zodiaco", sentencia.