La avalancha de inmigrantes llegados a la Península este martes (6.000 en un solo día) ha desatado una crisis humanitaria y política. Muchos señalan a un hombre que lleva meses en el centro de la polémica por sus excentricidades y que, por el momento, no se ha manifestado ante la dramática situación: el rey de Marruecos, Mohamed VI. Ante posibles represalias, el que fuera amigo íntimo del rey Juan Carlos y Felipe VI está a salvo en su residencia y protegido por el que es su nuevo amigo y escolta: Gladiador.

Se llama Abu Bakr Azaitar, es campeón de artes marciales mixtas y se le conoce como el "mafioso Ferrari". Tiene una estrecha amistad con el futbolista Cristiano Ronaldo, con el que incluso ha disfrutado de vacaciones, y también con Achraf Hakimi, novio de Hiba Abouk y jugador en el Inter de Milan.

El bloque más conservador del palacio real cree que Abu se acercó al rey en busca de riquezas, influencia e impunidad, algo que a Mohamed VI no parece molestarle y que le ha concedido de buen grado. Su historial delictivo es de lo más completo: robo, extorsión, fraude, violencia física, conspiración criminal, robos y reincidencia, fraude informático, conducir sin licencia, daños corporales que causen discapacidad permanente, asalto y agresión, tráfico de drogas, falsificación y uso de falsedad y resistencia a la aplicación de la ley...
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Abu y el rey se conocieron en 2018, coincidiendo con la separación de Mohamed VI y su esposa, la princesa Lalla Salma, en el que afirman que también tuvo algo que ver. Desde entonces, los funcionarios de Rabat han filtrado a la prensa datos preocupantes sobre la relación entre ambos.

Un rey con 5.000 millones
Mohamed VI es uno de los diez monarcas más ricos del mundo. Su fortuna ronda los 5.000 millones de euros, que se reparte entre doce de palacios en el país y 1.100 sirvientes para su mantenimiento, que suponen un gasto de un millón de euros a las arcas del Estado. También es propietario del hotel Royal Mansour, uno de los más lujosos del mundo, con un spa de 1.500 metros cuadrados de mármol blanco.
El rey viaja en dos aviones gigantes, un Boeing 747 y un Boeing 737, mientras que su séquito, formado por unas 300 personas, lo hace en otros más pequeños, el Gulfstream G550 y el Gulfstream G650, valorados en 57 millones de euros. En sus garajes guarda más de 600 automóviles, entre Rolls Royces, Cadillacs, Bentleys, Porsches o Maseratis, y posee el Badis, uno de los yates de vela más grandes del mundo, con 70 metros de eslora y valorado en unos 85 millones de euros.
Mientras, el 15 % de su población vive por debajo del umbral de la pobreza (unos diez millones de personas) y la cifra aumenta por la crisis sanitaria de la Covid-19.
Mohamed y Felipe, una amistad en crisis
La relación entre las casas reales marroquí y española fue muy estrecha durante el reinado de Juan Carlos de Borbón, quien prometió al padre de Mohamed VI, Hassan II, cuidar a su hijo tras su muerte. Mohamed VI accedió al trono en 1999 y Felipe VI hizo lo propio en 2014.

Ese mismo año, el monarca español visitó a su homólogo y aunque todo parecía indicar que la relación entre ambos sería tan estrecha como la de sus antecesores, todo se torció. ¿El motivo? El incidente de la moto acuática: Mohamed VI fue retenido por la Guardia Civil tras confundirlo con un narcotraficante en aguas de Ceuta mientras paseaba con su moto acuática. Mohamed VI llamó, entre otros, a Felipe VI para quejarse de la interceptación de su flotilla. El monarca español trasladó el malestar real al entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Cinco días después, se produjo la mayor avalancha de inmigrantes en las costas españolas hasta este año, casi mil personas en un solo día.

Ya no hubo más visitas oficiales ni pompas reales. La vida de excesos del rey Mohamed VI y su escandaloso divorcio de Lalla Salma tampoco han ayudado, pues no son temas con los que el rey Felipe VI, en su empeño por liderar una institución transparente y limpia, quiera verse salpicado de ningún modo. Bastante tiene con lo suyo.
Eso sí, afirman que la relación entre ellos sigue siendo cordial y privada (Mohamed felicitó a Felipe por su último cumpleaños) pero nada que ver con aquellos dos hombres que en su día se llamaron "hermanos".
