"Mi hermano es un gandul". Así titula el periódico The Times de Londres el artículo que el prestigioso tabloide británico dedica al escándalo del cuadro de Francisco de Goya vendido por Fernando Ramírez de Haro, marqués de Villanueva del Duero, casado con la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre, por cinco millones de euros, al empresario Juan Villar Mir. Una venta que tenía que haber compartido con su hermano Íñigo, diplomático destinado en la sede de la Unesco en París y quien ha denunciado a Fernando ante la Justicia española.

El artículo pone en boca de Íñigo Ramírez de Haro la siguiente frase: "Mi hermano es un artista de la gandulería", y resume la situación creada por el Goya, heredado en 2010 por los hijos a la muerte de su padre Ignacio Ramírez de Haro, suegro de la ex presidenta madrileña.

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El acuerdo entre los herederos era que, a la muerte de su padre, tasarían la pintura de su antepasado Valentín Belvís de Moncada, certificarían su autenticidad y lo pondrían a la venta, repartiendo el beneficio. La firma de subastas Sotheby's tasó la tela en ocho millones de unos y les aconsejó que no lo declararan Bien de Interés Cultural, ya que esa clasificación implicaría un control del Ministerio de Cultura sobre la obra, entre otras limitaciones, y sería el Estado español quien tendría prioridad como comprador en caso de su venta, además de unas cargas fiscales concretas.

A su vez, el museo del Prado certificó que está pintado por Goya, pero no dio cuenta al Ministerio de Cultura, entonces parte del gobierno del Partido Popular. Tampoco se enteraron en su día (si no es que miraron para otro lado) los responsables de Cultura de la Comunidad de Madrid, así como la Hacienda madrileña, donde gobernaba el partido de Esperanza Aguirre. Y algo más llamativo, Fernando Ramírez de Haro pagó el impuesto de donación fuera de plazo y sin el documento donde debía figurar la firma del donante, su padre. Un cúmulo de irregularidades escandalosas cuyo eco traspasa ya las fronteras españolas y ocupa páginas del principal diario del Reino Unido.

Y es que a esta sucesión de corruptelas se suma ahora la guerra judicial entre los dos hermanos. Fernando, el marido de la ex presidenta, acudió a un notario para declarar que su padre le había dicho de palabra que el cuadro sería para él, dado que tenía una enorme deuda con el Banco de Santander que le tenía asfixiado. Así justifica que al venderle el Goya a Villar Mir se quedara con los cinco millones de la venta.

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La querella criminal de Íñigo contra su hermano ya ha sido aceptada y los jueces podrían pronunciarse antes del verano. En caso de que los jueces fallen a favor de Íñigo, su hermano tiene un problema complicado. Al haber vendido el Goya y quedarse con los cinco millones para satisfacer sus deudas, tendría que compensar económicamente a su hermano con casi los tres millones de euros que no le pagó en su momento.

El artículo de The Times destaca la guerra en esta familia de aristócratas y no falta su vertiente de llamativo escándalo político por las implicaciones que las distintas administraciones controladas por el PP de Esperanza Aguirre hayan podido tener en el asunto.

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