Es duro ser el hijo del valido de todo un rey y, mucho más, descender de Cristóbal Colón. La gente pone expectativas sobre uno que no siempre pueden ser satisfechas. Su padre, Manuel Prado y Colón de Carvajal, era descendiente del descubridor de América. Borja Prado Eulate, con sus rizos de querubín, y ese rostro angelical no representa sus 65 años, pero es tal vez uno de los hombres con más enemigos de España. Y eso antes de saber que él es uno de los 'cerebros' de la Superliga, la competición que ha revolucionado al mundo del fútbol.
Prado ejerce de consejero de Florentino Pérez, presidente de la Superliga, desde hace años. En este caso, además, detrás de la operación que promete cambiar el fútbol tal y como lo conocemos está la firma Key Capital, de la que el propio Prado es tercer accionista. Antes fue presidente de Endesa, de 2010 a 2019. En ese último año, cobró 14,78 millones de euros, de los que 9,61 millones correspondían a la indemnización por su salida.

La íntima amistad entre Prado y Florentino se extiende a los negocios. El empresario asesora desde Key Capital a ACS, la constructora del presidente del Real Madrid. En la actualidad, tratan de cerrar una operación valorada en 10.000 millones de euros para hacerse con el control de la mayor concesionaria de autopistas de Italia, Autostrade per l'Italia (ASPI).
Esta es el último proyecto, hasta ahora, de un hombre nacido para triunfar. Prado Eulate se lanzó al mundo de los negocios en la UBS, una de las entidades bancarias más opacas e importantes de Suiza. También trabajó para Lazard y Rotschild... Nada que un joven con sus apellidos y los contactos de su padre no pudiera conseguir. Las relaciones familiares son un valor añadido en el mundo de la banca donde la potencialidad para conseguir clientes es importantísima. Mucho más que los títulos universitarios.

Tras acabar la carrera de Derecho en Madrid se trasladó e Nueva York para ampliar sus estudios especializándose en Relaciones internacionales y Comercio Exterior. Hijo de la marquesa de Zuya, Paloma Eulate y Aznar, cimentó la confianza de sus clientes en sus apellidos aristocráticos y en su cercanía a la Familia Real.

Gran amigo de la infanta Elena, a quien financió la guardería en la que se embarcó e impartió clase, la famosa Mico's , su boda en 1990 con María del Pinar Benitez Toledano, madre de sus tres hijos, fue todo un acontecimiento social. Asistieron Mario Conde, con quien hizo en su momento algunos negocios, Juan Abelló, la familia Pemán, la cantante María del Monte y hasta el matador de toros Paco Ojeda. No podía faltar Ana Obregón, con quien mantenía por aquel entonces una enorme amistad.
El enlace tuvo lugar en Medina Sidonia, no en vano la novia pertenece a una de las familias con más raigambre de Jerez de la Frontera (Cádiz). La amistad con los toreros se justificaba por su condición de ganadero de reses bravas. Es propietario del hierro Torrealta. La adquirió en el 2013. Antes había sido de su madre. El empresario, muy aficionado a los toros, refrescó sangres con tres de los hierros de más renombre en aquel momento: Garcigrande, Victoriano del Río y Santiago Domecq.

Asimismo, ha ejercido como consejero dominical en Mediaset. Silvio Berlusconi tiene un altísimo concepto de él. Siempre se ha llevado bien con los italianos. Gracias a la unión entre la entidad donde trabajaba, Mediobanca (Roma), con Enel se produjo la entrada de la eléctrica italiana en Endesa. La Empresa Nacional de Electricidad se sometió a los intereses italianos. Sintoniza con Pedro Sánchez. Ya no tiene el poder mediático que tenía cuando estaba en Recoletos (Expansión, Telva), pero puede recuperarlo en cualquier momento.
Es, dicen, un auténtico encantador de serpientes, y tiene la habilidad para negociar de un curtido tratante de ganado, de los que ponían palos a las orejas de las mulas para mantenerlas tiesas. Y sin embargo, dicen, no es, ni de lejos, tan inteligente como su padre, quien llegó a pisar la cárcel por lealtad a la Corona y a don Juan Carlos de Borbón. Con él estuvo distanciado en los últimos días de su vida por culpa de su segundo matrimonio.
Tiene tres hijos. Dos de ellos, el mayor, de 29 años, y el mediano, de 26, han abandonado el nido. Uno está en Estados Unidos y otro en México. Solo la pequeña sigue en casa. Es católico practicante y estudió no solo en el colegio Los Rosales (el de Felipe de Borbón y sus hijas), sino también en el Retamar, perteneciente al Opus Dei.
Evidentemente, nunca fue de la Obra, aunque tiene amigos que sí lo son. Así es Borja Prado, capaz de poner una vela a Dios y otra al Diablo si es preciso, con tal de hacer negocios. Veremos si es capaz de sacar adelante la Superliga, un proyecto al que se oponen jugadores, equipos, gobiernos, la UEFA y la FIFA. Casi nada.