Javier Hidalgo ha presentado en las últimas horas su dimisión como consejero delegado del grupo turístico Globalia. Lo ha hecho en un momento marcado por la desintegración de la empresa debido a la venta y la fusión de las principales compañías que forman el holding turístico fundado por su padre Juan José Hidalgo hace 50 años.
Globalia está pasando por una situación delicada tras el parón del sector turístico durante el último año provocado por la pandemia. Javier Hidalgo lideró la venta de Air Europa (la primera que salió a la venta) a IAG, operación que se cerró el pasado mes de enero por 500 millones de euros.
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Tras su regreso al grupo turístico familiar hace cinco años, también se ha tenido que hacer cargo del resto de procesos en marcha. En julio de 2018 se convirtió en el segundo mayor accionista de Globalia (10%), por detrás de su padre Juan José Hidalgo, el actual presidente con un control del 51%. Tras hacerse con esta participación, Javier Hidalgo controlaba el 17% de Globalia.
Su faceta rosa
Javier también es conocido como el empresario rebelde de la jet set, y ha sido carne de revistas del corazón por sus amores con mujeres como Malena Costa o amistades como la de Fonsi Nieto o Rosauro Varo (ex socio de Hidalgo y pareja de Amaia Salamanca), o Alfonso de Borbón y Yoldi, novio de la modelo Eugenia Silva.

También fueron sonadas sus excentricidades de rico y poderoso, como cuando fletó un avión para llevar a sus amigos a la boda de Paulina Rubio y Colate, o para acudir a una corrida de toros con 300 amigos íntimos a ver torear a José Tomás en Nîmes.

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Aquel joven contestatario que llevaba el pelo larguísimo a pesar de las broncas de su madre, mantiene a sus 50 años la barba y ese aspecto de golfillo de lujo que se llevaba de calle a las más guapas del baile, como hizo con Xenia Tchoumitcheva, Malena Costa (cuando apenas era una cría de 18 años) o Raica Oliveira.
"Todos debemos tener una vida de ocio y una profesional, no creo que las personas sean mejores por ser muy serias, ni que tengan que llegar a la oficina a las ocho de la mañana y salir a las nueve de la noche, porque la mayoría del tiempo hacen bulto", se justificaba no hace mucho en una entrevista concedida a El País. "He estado en fiestas en todo el mundo, y también con mujeres guapas, que además podían ser simpáticas, inteligentes y cariñosas, ¡para qué renunciar!", decía riendo.

En 2013 Javier unió su vida a la de Sol González y fruto de ese amor nació Camila, que ahora ronda los siete años. Pero aquello se rompió. No obstante, la relación con la madre de la niña es buena, hasta el punto de que a veces Sol acudía a fiestas del conocido círculo de amistades del empresario, al menos cuando la pandemia no había hecho mella en nuestras vidas.
