Este miércoles 24 de febrero se cumplen 40 años del compromiso nupcial de Lady Di y el príncipe Carlos, quienes se dieron el "sí quiero" el 29 de julio de 1981 en la catedral de San Pablo de Londres, en una ceremonia que fue vista por más de 750 millones de personas en todo el mundo.
Lo que parecía una noticia feliz para Diana de Gales en realidad era el comienzo de su pesadilla. Así lo confesó ella misma años después: "Me sentía como un cordero al que llevaban al matadero", dijo en una de las grabaciones utilizadas después por el escritor Andrew Morton para publicar en 1992 la biografía Diana: Su verdadera historia.

Sobre el día de su boda, la princesa Diana era aún más contundente: "Ese fue el peor día de mi vida", dijo la madre de los príncipes Guillermo y Harry. Pero antes de subirse al altar, desde el anuncio del compromiso hasta el enlace, pasaron cinco meses terribles para ella. Fueron días de encierro, celos y el comienzo de su bulimia, desorden alimenticio que la acompañó durante los primeros siete años de su matrimonio. En 20 semanas perdió seis centímetros de cintura.

"La bulimia empezó una semana después del compromiso. Mi esposo puso su mano sobre mi cintura y me dijo: 'Estás un poquito rellenita'. Eso disparó algo en mí. Me acuerdo que la primera vez que vomité me sentí aliviada. Era una forma de sacarme la tensión de encima", recordaba Diana, que se encerró en palacio y tan solo tenía contacto con los empleados. Por aquella época ya flotaba en el ambiente el nombre de Camilla Parker Bowles. "Eran los únicos con los que podía hablar. Ellos sabían que Charles pensaba en Camilla y nadie me decía nada", reconocía.
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Las sospechas de Lady Di se confirmaron cuando pilló a su prometido hablando con Camilla: "Una noche lo escuché hablando por teléfono con Camilla. Él estaba en la bañera y le dijo: 'No importa lo que pase. Siempre te voy a amar'. Cuando le dije que lo había escuchado, tuvimos una pelea muy fuerte", rememoró.

Camilla estuvo presente incluso en la boda, tal y como contó Lady Di. "Mientras caminaba hacia el altar, lo único que hacía era mirar para todos lados para encontrarla. Entonces la vi. Estaba con un vestido gris, un sombrero. Todavía lo recuerdo hasta el día de hoy. Pensé: 'Bueno, aquí estamos. Es esto. Esperemos que eso ya se haya terminado'. Yo estaba enamorada de Carlos, no podía sacarle los ojos de encima. Realmente sentí, pese a todo, que era la chica más afortunada del mundo y que él me iba a cuidar. No imaginaba lo equivocada que estaba".

La noche de antes de la boda sufrió un ataque severo de bulimia. El miedo se apoderó de ella y no le dejó ni siquiera durante el día de la ceremonia. "Sentía una calma letal, como si fuera un cordero dirigiéndose al matadero. Lo sabía, pero no podía hacer nada al respecto", confesó la princesa de Gales, consciente de que su pesadilla acababa de comenzar.