Este martes se cumplieron 40 años desde el intento de golpe de Estado del 23-F. La fecha se conmemoró con un acto celebrado en el Congreso de los Diputados en el que Felipe VI tomó la palabra para reivindicar la figura de su padre exiliado, el rey Juan Carlos, uno de los grandes protagonistas de aquel día. El otro fue Antonio Tejero Molina (88), el golpista que irrumpió al Hemiciclo con pistola en mano y al mando de 200 guardias civiles.
El teniente coronel fue expulsado de la Guardia Civil y condenado por rebelión militar. Estuvo encarcelado durante 15 año, hasta 1996. Desde su salida de la cárcel, Tejero reside en su apartamento de Torre del Mar, en Málaga, junto a su esposa, Carmen Díez, hija de Guardia Civil y maestra de profesión.

Durante muchos años, cuando el Covid no marcaba la vida de las personas, la rutina de Tejero era la de un jubilado cualquiera. Se levantaba muy temprano, siempre antes de las siete. Desayunaba un café con leche de madrugada siempre en el mismo bar cercano a la Comisaría de Policía Nacional. Luego paseaba junto al mar. En el pasado, también navegaba con su barca de cuatro metros. Incluso pintaba, otra de sus grandes pasiones.

En la actualidad, todo es muy diferente, el golpista lleva una vida aún más tranquila junto a su esposa. Según cuenta El Cierre Digital, Antonio y Carmen no salen de casa y están recluidos como medida de protección contra el Covid. Tan solo reciben visitas de uno de sus seis hijos, el sacerdote Ramón. Eso sí, mantienen contacto con todos sus retoños. Las dos hijas mayores, Carmen y Dolores, están casadas con militares. Elvira es maestra de profesión y Antonio, coronel de la Guardia Civil, es el único que ha seguido los pasos de su padre. El menor de los hermanos, Juan, también optó por la carrera militar y es sargento jefe en un puesto en Ávila.

La vida de Tejero y sobre todo, lo sucedido aquel 23 de febrero de 1981, da para un libro. La editorial Planeta ofreció un cheque en blanco al ex guardia civil para que escribiera sus memorias a través de la periodista Pilar Urbano, pero se negó. Según argumentó, "ya había dicho todo lo que tenía que decir en los juicios". Uno de sus hijos intentó que se las dictase, algo que Tejero tampoco acepto porque su propio hijo "hacía preguntas muy incómodas".
Desde su retiro malagueño, Tejero ha dado varias señales de vidas públicas mediante cartas enviadas al diario Melilla Hoy. La primera, en 2006, criticando el estatuto de Cataluña. La segunda, en noviembre de 2012, denunciando al entonces presidente catalán Artur Mas por conspiración e intento de sedición. Hace 10 años, fue pillado disfrutando de unas vacaciones en un hotel de lujo en Los Llanos de Aridane, en Tenerife.

La última aparición de Tejero fue en octubre de 2019, cuando acudió a la exhumación de los restos de Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio. En aquella ocasión, el exteniente coronel fue aclamado por los allí congregados al grito de "¡Viva Tejero!". Antonio justificó su aparición asegurando que iba a visitar a su hijo Ramón, el sacerdote que oficiaba la misa en honor de los restos del dictador.

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