De Vallecas a Galapagar, de un piso humilde a un chalet de lujo en una exclusiva zona de Madrid. Irene Montero es la reina del "pijo podemismo", según le ha bautizado el actor y diputado de Ciudadanos, Toni Canto, a lo que otros denominan con ironía "la costra de la casta".
La ministra Montero ataca "a los barrios obreros", donde ella vivió tantos años, porque "hay personas que no alquilan pisos a lesbianas, dan palizas a transexuales y se burlan de ellos en el cole y en su curro".
Las redes sociales se han llenado de críticas contra ella. Agustín Rosety le recuerda que "se ha ido a un barrio residencial para no mezclarse con ese tipo de personas", mientras que Valentín García es más incisivo: "¿Te das cuenta de que criminalizas los barrios obreros y de que muchos homosexuales estamos hasta las narices de que nos uses para ello?", le pregunta.
Desde "Republica Democrática Andaluza" le censuran que "hablar de barrios obreros desde Galapagar tiene que ser lo más cool y progre del mundo". Rojo es más irónico: "Irene, te ha quedado un mensaje clasista precioso".
Pero la pareja del vicepresidente Pablo Iglesias parece no enterarse de lo que no le conviene. Rectificar es de sabios.