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La noche flamenca de Esther Doña junto a un hombre que la agarra por la cintura y la lleva de la mano

A sus 42 espléndidos años y apenas nueves meses después de la muerte de Carlos Falcó, víctima del coronavirusEsther Doña hace lo que tiene que hacer: salir y divertirse. Ya lo hacía con su marido quien, a sus 83 años, seguía siendo un bon vivant ejemplar hasta que el virus le enganchó fatalmente y le quitó la vida.

Este miércoles, Esther Doña es actualidad por partida doble. Semana la han pillado con un tal Tucho, un hombre separado "sin pareja" y padre de una niña, que la lleva a cenar y a ver flamenco; por otro, sale en la portada de Hola, posando, cobrando, compungida, con media sonrisa, y algo solemne, diciendo esto: "Carlos me dejó como usufructuaria de todos sus bienes". "No me pude despedir ni cogerle de la mano", declaraba a primeros de septiembre en su primera exclusiva en la revista Hola. Por cierto que en la revista encontramos verdaderas clases de filosofía vital impartidas por la profesora Esther: "Como se suele decir: nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción". Luego, cuando le preguntan dónde ha encontrado consuelo en estos meses dan dolorosos, Esther vuelve a hacer gala de su sinceridad: "En la familia, los amigos y en mi colaboración en TVE", contesta. Ahora entendemos mejor lo de los "en los amigos".

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La marquesa viuda de Griñón decía que estos meses habían supuesto para ella "la peor época" de su vida. "Perder a tu marido es una de las peores cosas que pueden pasar en la vida. Pero perderlo de esta manera, sin poderte despedir, sin poder cogerle la mano, sin esperarlo... es terrible", lamentaba recordando con dolor que no pudo despedirle debido a que ella también estaba infectada por la Covid-19. Pero salir de juerga no implica olvidar a Carlos: "Le recuerdo a cada momento. Él está en todo lo que hago, cualquier cosa... Carlos siempre está presente y hablo muchísimo con él. Le consulto todo", confiesa en Hola

En el reportaje de este miércoles en Semana podemos verla mucho más espontánea que en el de Hola. En páginas interiores la primera publicación retrata a la verdadera Esther, de juerga, de la mano de ese tal Alberto, empresario que ríe a carcajadas y arrastra a su acompañante a reír con ganas. Le pasa a la marquesa viuda la mano por la cintura, la coge y se va por la calle con ella de la mano... Dice el semanario que durante la velada se pudo la "maravillosa sintonía" que existe entre Esther y Alberto, amante de los caballos, los toros y el flamenco, aficiones que cautivaban también al fallecido marqués de Griñón y la propia malagueña. Escenas de confidencias al oído, abrazos, agarrados por la cintura, y el final solos en la noche y cogidos de la mano que nada tienen que ver con el duelo y la tristeza que ha padecido estos meses la viuda, quien no solo ha perdido a su marido sino a su padre, con solo 69 años, que era 14 años más joven que Carlos Falcó. 

De aquella Esther mostrando el dolor por la ausencia del hombre que la hizo marquesa y le dio la felicidad durante los últimos cuatro años de su vida, hemos pasado, siquiera por una noche, a una mujer que ha recuperado la ilusión al lado de un amigo, disfrutando de su compañía tras un año muy complicado. Parece que fue ayer cuando Esther pasaba el duelo en soledad, confinada en el palacio El Rincón, el fue su hogar conyugal, embadurnada de recuerdos como aquel del Marqués probando en su cuerpo los beneficios de su famoso aceite terapéutico. "Estaba rodeada de sus cosas, de sus viñedos, que tanto amaba. Cada día salía a pasear y me hacía creer que en cualquier momento aparecería por casa", recordaba evocando sus primeros días como viuda.

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La propia Esther demuestra ahora en sus nuevas declaraciones a la revista Hola, en una nueva exclusiva, que es una persona coherente: "Se ha ido las dos personas más importantes de mi vida pero se fueron dejándome una gran enseñanza: el amor por la vida".

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