Esta semana, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha provocado otra de sus tormentas políticas al asegurar en su comparecencia en la Asamblea, que "no todos somos iguales ante la ley", refiriéndose al rey Juan Carlos en el tema de la regularización que el Emérito ha hecho de sus cuentas con la Agencia Tributaria. Un pago con el que el rey busca eludir la acusación de fraude fiscal y la posibilidad de ser juzgado.
Ayuso añadió que "don Juan Carlos no es un ciudadano más, no es como ustedes". En el Partido Popular, estupefactos, no sabían cómo reaccionar y algunos dirigentes importantes se han apresurado a corregir a la sucesora de Cristina Cifuentes, ante semejante misil contra la Constitución y contra las palabras que el propio Juan Carlos I pronunció en su alocución navideña del 22 de diciembre de 2011: "La Justicia es igual para todos", refiriéndose a su yerno Iñaki Urdangarin, procesado por distintos delitos económicos.
Dos semanas atrás, Díaz Ayuso acudió con unos amigos al restaurante Fismuler de la calle Sagasta, uno de los templos gastronómicos de la capital. No había hecho reserva y, aunque intentó conseguir una mesa hablando con la encargada, no se la presentaron ni le permitieron ponerse en la cola de los que tenían reserva. Le dijeron que allí no se hacían excepciones y tuvo que marcharse.
Pero no todo son disgustos para la primera autoridad de la Comunidad madrileña. Si en Fismuler le negaron un sitio, a la presidenta le espera una mesa más importante. Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, la ha invitado a almorzar uno de estos días en el palacio de Liria, junto a los duques de Huéscar y algún otro miembro de la familia. El aristócrata sigue así la tradición de su madre Cayetana, que recibía en Liria a intelectuales, artistas y personajes políticos de todo signo, especialmente a su amigo Felipe González.
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La anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, también fue invitada a una cena por el hijo mayor de la duquesa, junto a Ana Belén y Víctor Manuel, Joaquín Sabina, Cayetana Guillén Cuervo y sus hermanos, Eugenia y Fernando, además de Alicia Koplowitz, con quien el duque de Alba mantiene una gran amistad. Carmena tenía algo especial con la Casa de Alba, ya que fue Jesús Aguirre, el segundo marido de Cayetana, quien, cuando era sacerdote, ofició en 1967 la boda de Manuela Carmena con su marido, Eduardo Leire. En aquel tiempo, en España era poco menos que imensable por no decir imposible no casarse por la Iglesia.