Este jueves, todos los aficionados del mundo lloraban la muerte de Diego Armando Maradona. En Buenos Aires, los tumultos ante la Casa Rosada para dar el último adiós al pibe hacían pensar que no había Covid y que el 10 de la albiceleste ya había empezado a hacer milagros, dotando de inmunidad ante el coronavirus a los cientos de miles de aficionados que gritaban su nombre apiñados, sin mascarillas, desafiando a la pandemia. En Nápoles, la otra patria futbolística de Diego Armando, las ventanas se inundaron de camisetas con el número diez para rendir homenaje al jugador fallecido a los 60 años.
Pero, como jugaba el equipo local, aunque fuera a puerta cerrada por el Covid-19, la situación se desmandó, la gente se entusiasmó con los homenajes, las autoridades no se atrevieron a intervenir y, como estaba ocurriendo a diez mil kilómetros de distancia, con el Atlántico de por medio, todo se complicó. Para colmo, se filtró una imagen del futbolista sin vida en el interior del ataúd y muchos los seguidores de Maradona estallaron ante semejante falta de respeto y sensibilidad.
LA FOTO DE MARADONA MUERTO QUE ESTAN VIRALIZANDO #Maradona #LaManoDeDios #Pele #EternoDiego #LaPelotaNoSeMancha #AD10S #MaradonaQEPD #Maradroga #BocaJuniors #Argentina #RIPMaradona #GrandeDiego #maradonamuerto pic.twitter.com/vVgksvmejO
— Jorgito Oficcial account???? (@jorgitosilvero) November 26, 2020
Pues bien, apenas 24 horas después de que se sacaran tan ofensivas imágenes, hemos sabido que han sido despedidas las dos personas de la funeraria que sacaron las fotografías que circulaban en todos los medios y grupos. Fueron dos los operarios que filtraron las fotografías del cuerpo sin vida de Diego Armando Maradona, exactamente dos empleados de la empresa funeraria a donde se llevaron los restos morrales del futbolista. Inmediatamente después de salir las imágenes a la luz, fueron despedidos de la empresa, porque aparecían en las fotos posando al lado del ataúd.
Las fuerzas de seguridad tuvieron que llamar la atención a varios seguidores del Pelusa que fotografiaban el féretro mientras le daban el último adiós en la capilla ardiente montada en la Casa Rosada. Incluso hubo quienes paraban para hacer un selfie.
Ante el descontrol existente en la sala, el ataúd fue trasladado a una estancia más segura. Dieguito dejó escrito que tras su muerte quería ser enterrado en el mismo cementerio de Buenos Aires donde reposan los cadáveres de sus padres. Y allí está ya. Descanse en paz.