Fernando Fitz- James Stuart, su mujer, Sofía Palazuelo, su hija Rosario, de dos meses y la nanny de la pequeña, se han instalado en el palacio de Liria, donde vive el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart.
El motivo de este cambio de residencia son las obras que están haciendo en el piso de los duques de Huéscar,situado en la calle duque de Liria, cercano al recinto de la calle de la Princesa, donde está el palacio más importante de los Alba y todo un símbolo de esta saga aristocrática.
El duque de Alba está encantado con tener cerca su nieta, la futura duquesa del Alba del siglo XXI, aunque Rosario tendrá que esperar a suceder a su padre en el título. Fernando, el primogénito de Carlos Fitz-James Stuart y Matilde Solís, colabora estrechamente con su padre en los asuntos de la Casa, que abarcan empresas agrícolas, inversiones y la apertura al público de los palacios de Monterrey en Salamanca, Las Dueñas en Sevilla y el de Liria en Madrid, convertido por el actual duque en un rentable museo que se puede visitar a diario.
Fernando y Sofía seguirán en Liria hasta pasada la Navidad. El 24 de diciembre, los hijos de la duquesa Cayetana, esposas y nietos se reunían casi siempre en el palacio para la cena de Nochebuena, aunque en las últimas Navidades faltó alguno de ellos, ya que a Cayetano ser le prohibió ir acompañado de su ex mujer Genoveva Casanova y el jinete, ofendido, prefirió pasar la Nochebuena con su ex mujer y sus hijos.

La estancia de los duques de Huéscar en Liria es provisional. Fernando no repetirá la experiencia vivida en su día por sus padres, Carlos Fitz-James Stuart y Matilde Solís, quienes, de recién casados, fijaron su residencia en el palacio junto a la duquesa Cayetana, entonces casada con Jesús Aguirre, para que Matilde se fuera familiarizando con su futuro papel como consorte del título más importante de la aristocracia española. Pero suegra y nuera, dos personalidades fuertes y carismáticas, chocaron enseguida y los jóvenes duques acabaron marchándose y buscando su propia casa en la urbanización Montepríncipe, a las afueras de Madrid.

El matrimonio tampoco iba bien, a pesar de haberse independizado. Matilde Solís tenía problemas sicológicos y un día de 1999 se le disparó una escopeta de su marido, que la hirió gravemente. Se habló de un intento de suicidio que ella misma reconoció tiempo después. La duquesa trató sus problemas en la clínica López Ibor pero el matrimonio acabó divorciándose. Carlos, que cumplió 72 años en octubre, nunca ha vuelto a casarse ni a tener pareja reconocida en estos 21 años, aunque se le han atribuido romances con Alicia Koplowitz (66) su gran amiga, pero nunca admitidos ni por la empresaria ni por el aristócrata. Koplowitz tampoco ha vuelto a tener romace alguno, al menos que haya trascendido, desde que se separó en 1990 de Alberto Cortina, padre de sus tres hijos.
"Sufrí abusos sexuales"
Hace cuatro años, Matilde Solís denunció en su propio nombre y en el de otras pacientes, al siquiatra sevillano Javier Criado. "Sufrí abusos sexuales", denunciaba la ex de Carlos Fitz-James Stuart, apuntando públicamente a Javier Criado, su psiquiatra durante muchos años. A sus 57 años, la aristócrata se decidía a denunciar el calvario a través de las redes sociales el calvario que dice que dice vivió. Matilde Solís fue una más de la veintena de mujeres que acusaron al especialista, que lo negó todo.
Décima de 11 hermanos, la hija de los marqueses de la Motilla fue criada bajo una estricta educación, supervisada por su madre, Isabel Martínez Campos, mujer de profundas convicciones religiosas y miembro del Opus Dei.

Solís contrajo matrimonio con el primogénito de la duquesa de Alba en una ceremonia, celebrada en junio de 1988 en la Catedral de Sevilla. Con esta boda se unían dos grandes apellidos los Alba y los Solís, una de las sagas de banqueros más adineradas de Navarra y Andalucía. El padre de la novia, Fernando de Solís-Beaumont y Atienza, fue presidente del Banco de Andalucía, consejero del Banco Popular y miembro de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Un año después del disparo el matrimonio se separó. La aristócrata rehízo su vida con Borja Moreno-Santamaría, con quien se casó tras quedarse embarazada pero la relación no funcionó. Rompieron a los cuatro años y demandó a su segundo marido, que pasó por algún por un plató de televisión para airear la ruptura.
Abajo, Matilde Solís, junto a sus hijos mayores, Fernando y Carlos, y el pequeño, Francisco, fruto de su segundo matrimonio, en una imagen de hace dos años.
