Con su porte habitual, muy elegante con un conjunto negro con detalles brillantes, la reina Sofía asistió la noche de este jueves en el Teatro Real de Madrid para la entrega del 35 Premio BMW de Pintura, una ceremonia a la que acude desde hace años. Informalia estuvo en la reaparición en sociedad de la reina emérita, esperada desde que hace meses, cuando comenzaron a difundirse nuevas revelaciones de Corinna Larsen sobre sus escandalosas relaciones con el rey Juan Carlos.
Con excepción de unos breves paseos por las calles de Palma de Mallorca este verano, su colaboración en la limpieza de una playa de Málaga y dos visitas solidarias con el Banco de Alimentos, la reina ha guardado su particular cuarentena personal mientras fuera del palacio arreciaba la tormenta contra su marido y contra la monarquía.
La situación sanitaria obligó a modificar el ceremonial de lo Premio BMW. Normalmente, doña Sofía ocupaba un puesto en el escenario del Real junto a su hermana la princesa Irene de Grecia, y era ella misma quien entregaba el trofeo a la obra ganadora. Después del concierto, se ofrecía un cóctel en el piso superior, donde estaban expuestas las obras finalistas y doña Sofía recorría la exposición, hablaba con algunos de los pintores y con los invitados que se acercaban. Todo ha sido anulado este año y, afortunadamente para ella, se libró de posibles preguntas incómodas pero también de esa cercanía con la gente que tanto le gusta.

La reina y su hermana Irene entraron en el teatro y se dirigieron directamente al palco Real, donde les corresponden y desde allí siguió el acto con su hermana y el alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida. El acto esta vez fue más sobrio de lo habitual, y estuvo presentado por José Coronado. En el patio de butacas, volvía también el Madrid social, con caras conocidas como la de Cayetano Martínez de Irujo, Agatha Ruiz de la Prada y su novio Luis Gasset, Nuria March, el modelo Andrés Velencoso, Carmen Lomana o Luis María Anson, miembro del jurado del galardón que concede la casa alemana de automóviles. Doña Sofía saludó solo a tres invitados al acto de BMW, uno de ellos, el hijo de la duquesa de Alba, y Cayetano se mostró encantado con la deferencia de la Reina. Ta,bién estuvieron en el Real Ainhoa Arteta y Laura Ponte.

Para sorpresa de todos, el habitual repertorio clásico del concierto, fue esta vez un recital flamenco a cargo de Estrella Morente. La hija del gran Enrique Morente, desplegó todo su arte con pasión y poderío, jugando con un bellísimo mantón, bordado en tonos rosados, del siglo XIX, por el que doña Sofía se interesó en una ocasión, según contó la propia Morente, que interrumpió su actuación para dedicarle un homenaje a la reina por su interés y apoyo a la cultura.

El enorme aplauso que doña Sofía recibió del público, iba más allá de la cortesía. La gente aplaudía su entereza y saber estar frente a la situación personal que está viviendo. Y cuando Estrella Morente cerró su actuación cantando (aunque pareciera que era Penélope Cruz) el tango Volver, al que dio voz en la película de Almodóvar del mismo título, muchos pensaron que la artista lo dedicaba al posible regreso de don rey Juan Carlos, de ese misterioso exilio que le ha llevado lejos, sin que nadie conozca la fecha de su retorno.
