Carlos Sainz es uno de los grandes protagonistas de estos Premios Princesa de Asturias y además el madrileño es de los pocos galardonados que pueden estar en Oviedo. Pero más allá de sus dos mundiales de Rallys, el gran piloto es un triunfador como padre de sus tres hijos, como marido y como hombre de negocios. Pasen y lean.
Carlos Sainz, uno de los grandes protagonistas de estos Premios Princesa de Asturias, por haber sido distinguido con el de los Deportes, disfrutaba este jueves, ya en el Principado, de una cena a base de cachopo.

Junto al piloto madrileño de rallys estaba su hijo Carlos junior, que este año compite en la Fórmula 1. Al llegar, tras bajarse de un Audi RS 6 negro, el madrileño levantó victorioso los pulgares para que los allí congregados le aclamaran como si hubiera ganado otro Mundial. Y, tras él, llegó su hijo Carlos, que no podía faltar a esta cita en Oviedo. El joven piloto de Fórmula 1 es en sí mismo uno de los grandes triunfos de su padre, que ha luchado y ha sabido levantarse como pocos. Con Carlos Sainz (padre) hoy se hace justicia, porque se merece el premio no solo por los dos mundiales, los Dakar y tantos triunfos sino precisamente por su gran lección para cualquier deportista de cualquier disciplina: levantarse al caer. Y Carlos está encantado con su galardón.

"Trata de arrancarlo"
Luis Moya y Sainz estuvieron juntos 15 años, entre 1988 y el 2002. Ya Bicampeones del mundo de rallies (1990, 1992), se quedaron a las puertas de ganar un tercer título dos veces en el Rally de Gran Bretaña.
En 1994, el Subaru Imprezza se salió de la carretera en una curva muy larga, y cayó en la cuneta, de la que no pudo salir, ni empujado por el público. "La cagamos, Luis, la cagamos", se desesperaba el piloto madrileño. "No la cagamos, dale", le animaba Moya, pero fue inútil.
Han pasado 22 años del segundo abandono, tal vez el más cruel de la historia de los rallys, que dejó frustrado no solo a Carlos Sáinz y a su copiloto a 500 metros de la meta sino a todo un país. Llovía sobre mojado y la descorazonadora imagen de Luis Moya y el hoy premiado en los Princesa de Asturias, abatidos esta vez a 500 metros de la meta en el Rally de Inglaterra de 1998, permanece a pesar de todo en la retinas de los aficionados y de todo el país. Al piloto español le valía con cruzar la meta para proclamarse campeón del mundo por tercera vez, pero su Toyota Corolla dijo basta cuando ya saboreaba la gloria.
"¡Trata de arrancarlo! ¡Trata de arrancarlo, Carlos! ¡Trata de arrancarlo! ¡Trata de arrancarlo, por dios!". Aquellos gritos desesperados de Luis Moya, copiloto de Sainz, mientras rociaba con un extintor el corazón del automóvil serían hoy virales, tendencia y todos los récords que las redes, por entonces inexistentes, podrían batir.
Aquella última jornada la había empezado en cuarto lugar y condujo con precaución, cuidando al máximo los errores para llegar sin problemas al final. Pero en el último tramo, con la meta en el horizonte, empezó la pesadilla. "Cuando se detuvo el coche, a 500 metros del final, me pellizcaba y me decía 'Luis, despiértate'. Ha sido realmente terrible", afirmaba con la voz entrecortada el copiloto de Sainz.
Sainz perdió el título: "No hay manera más cruel de perderlo. Lo único que quería pensar es que no era verdad, que no podía estar sucediendo algo tan cruel y terrible", reconocía entonces. Aquella escena, vagando alrededor del coche, tratando de entender lo que estaba ocurriendo, dio la vuelta al mundo. Moya terminó quitándose el casco y arrojándolo a la ventana del Corolla. Sainz, bicampeón del Mundo de Rallys, nunca ha vuelto a ganar nunca un Mundial pero ha seguido compitiendo y apuntándose grandes triunfos. Este mismo año, con los 57 cumplidos, ganó su tercer Dakar, siendo el piloto de más edad que gana esta carrera. Pero también es un triunfador en el plano económico y en el familiar, más allá de su espectacular fuerza como deportista.
Familia y negocios, sus otros triunfos
"Me considero una persona con muchísima suerte, y les deseo a mis hijos la 'mala' suerte que he tenido... Soy un privilegiado", decía al ganar en febrero. Puede estar satisfecho porque su hijo Carlos Sainz jr, es ya mucho más que una promesa en la Fórmula Uno con su McLaren.
Carlos Sainz y su esposa, Reyes Vázquez de Castro,tienen dos hijas más, Blanca y Ana. Ellas no corren pero la mayor (la pequeña estudia aún) compite en el mundo de los negocios, también herencia de su progenitor.

De Ana, la benjamina, decía esto el pasado 3 de abril, en pleno confinamiento por la pandemia: "Hoy soy un padre contento y orgulloso. Cumple 22 años mi hija pequeña, Ana, no tan pequeña ya. Motivo de felicidad en días difíciles. Muchas felicidades". En la imagen que compartió el piloto aparecen padre e hija llenos de cariño y felicidad.
El imperio económico de Carlos Sainz incluye intereses en el sector vitivinícola, en el inmobiliario o en los gimnasios, además de su conocido circuito de karts. Su empresa Imacar es la administradora de Viñas Viejas de Cebreros. El propio Carlos Sainz, junto con su esposa, sigue dirigiendo la compañía que gestiona su imagen y su página web, Imacar. Con una facturación de 1.600.000 euros en el pasado ejercicio, cuenta con activos por encima de los 20 millones de euros. El circuito de karting en Las Rozas (Madrid), lo gestiona a través de la empresa Diver Karting SL. Y posee participaciones en los restaurantes italianos Mia Pia.
Carlos Sainz, junto a su hermano Antonio, entró en el negocio del fitness poco después del desastre del rally de Inglaterra que recordamos más arriba. Su cadena de gimnasios madrileños, los Reebok Sports Club (uno en la calle Serrano de Madrid y otro en la urbanización La Finca) son referencia en el sector. Los hermanos Saiz poseen el 100% del negocio tras adquirir a las acciones de Bruno Entrecanales.

Blanca, la hija mayor del piloto, y Antonio, su sobrino, hijo de su hermano Antonio, están en el día a día del negocio. Así definía Carlos Sainz a su heredera hace años en una entrevista para Telva: "Blanca es la que más se parece a mí en la forma de ser. Tiene un carácter bastante fuerte, es muy luchadora y cuando cree en algo va a por ello. Me da la sensación de que su novio debe tener mucha paciencia", dijo.
Los Sainz tienen dos empresas nuevas: ASL Fitness SL y Alfabeto 19 SL, en las que aparecen como consejeros. El perfil de LinkedIn de Blanca dice que estudió European Business en la Universidad de Comillas, y un máster de dos años en la Northeastern University de Boston. Antes de tomar las riendas de las compañías de su familia trabajó en Mediobanca, en una consultora económica y en el centro que la entrenadora de las estrellas, Tracy Anderson, tiene en Madrid.
Blanca es, desde hace algo más de dos años, administradora única de la empresa Saiva Management, dedicada a la representación, consultoría y asesoramiento de deportistas y marcas; la gestión y comercialización de merchandising, o la adquisición, gestión y comercialización de derechos de imagen. En 2018 ganó 389.711 euros. Por supuesto, en casa del piloto la tenacidad y la capacidad de lucha son dos valores al alza, nunca un demérito.