Jordi Cruz ha concedido una de sus entrevistas más personales hasta la fecha. El jurado de Masterchef ha hablado sobre su madre y también sobre su novia, la arquitecta brasileña Rebecca Lima. El chef se encuentra viviendo un momento pletórico junto a ella, a pesar de que no se le de tan bien la cocina como a él.
El cocinero asegura que su chica no es para nada exigente con los platos que le prepara: "No es exigente conmigo porque ella cocina poco. Pero todo o que hago lo agradece un montón. Mi chica cocina poco y mal, y le gusta comer muy rico", asegura sobre ella en Semana.

La relación entre los dos salió a la luz en septiembre del año pasado. El confinamiento lo pasaron separados, por lo que estos meses fueron una prueba para consolidar su amor. El 'encierro' domiciliario lo pasó solo en casa: "En casa con mis dos gastos. He estado solo la mayor parte del tiempo", recuerda.
La complicidad con su madre
Respecto a su madre, Roser Mas, explica que es su mayor fan: "Ella está muy pendiente de mí, pero también es la persona más crítica conmigo. El otro día hice unos canelones mexicanos en la tele y combiné una receta suya y un toque aportado por mí, ¿y sabes lo que hizo?, me llamó para decirme que era una guarrada lo que estaba haciendo. Me dijo hasta patán. Luego se los preparé el domingo siguiente y me dijo que estaban 'riquísimos'".

Ahora su progenitora está muy orgullosa de él, aunque de unos años para atrás no pensaba que llegaría tan lejos: "Mi madre pensaba que iba para delincuente... Era lo que llamaban un niño hiperactivo, que ahora de mayor se asocia a ser creativo, no estaba focalizado en ninguna disciplina interesante y a esas edades cuando tienes tanta energía es fácil que la malgaste para el mal". No obstante, fue su madre la que lo encaminó por este mundo de los tenedores y los cuchillos: "Ella fue la que me inspiró y a día de hoy, pues imagínate".
El golpe del coronavirus
Cuando los focos de Masterchef se apagan el chef se dedica en cuerpo y alma a su restaurante, ABaC. Reconoce haber sufrido las consecuencias del Covid-19, aunque no con tanta dureza como la mayoría de hosteleros.

"Tengo la suerte de tener un restaurante en propiedad, donde recibimos pocos clientes al día, con bastante distancia, cumplimos muchos protocolos y además tenemos un laboratorio trabajando para nosotros. Para mí ha sido fácil, pero en España hay muchos tipos de restaurantes, donde trabajan con más clientes, no tienen el local en propiedad y tienen que pagar un alquiler", lamenta.
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A nivel personal también está tomando todas las precauciones para no contagiarse: "Me he relacionado con mucha gente, pero con mucha responsabilidad y con mucho respeto. Yo no he contraído el virus. También habré tenido suerte, pero si nos ponemos 'tiquismiquis', como yo he hecho, ese riesgo de infectarte baja", sentencia.