Ganarse bien la vida en España (y no solo aquí) para jóvenes de 20 años no es fácil. Una de la salidas es convertirse en influencer, en personaje de Telecinco, de revistas, y estudiar moda. Más allá de su estética, Sandra Pica, la arrebatadora concursante de La isla de las tentaciones es un icono tan evidente de este tipo de profesionales que representa en sí misma el manual de la perfecta influencer. Para empezar: ligarse al novio de otra y ser la perfecta perversa...
Sandra Pica es, básicamente, la mujer que ha vuelto loco a Tom Brusse en La isla de las tentaciones, esa realidad paralela que arrasa en audiencias y genera titulares en medios tan poco especializados en cotilleos como Marca o El País. La tentación de Tom Brusse es ya su amante, para disgusto de Melyssa Pinto, la novia del marroquí, que ahora ya solo tiene ojos para ella. "A veces me lanzo al vaci?o, ya no le tengo miedo, me hice amiga de e?l", dijo hace una semana en Instagram.

Sandra Pica es, sin duda, en una de las grandes revelaciones del reality, ese circo de sexo, lágrimas e infidelidades que funciona, desde el punto de vista audiovisual, como una máquina de precisión. España se sienta a ver llorar a una mujer como nos sentamos a sufrir en una película de terror: sabemos a lo que vamos.
"¡Tom Brusse, eres un desgraciado!", es uno de los gritos que no decepcionan (el de Melyssa la cornuda). Lo que nos propone Paolo Vasile es contemplar el sufrimiento, disfrutar con las lágrimas, con los ataques de nervios. Y lo consigue. Las personas que aparecen en el espacio contratan con Mediaset, cobran, se exponen, gozan y sufren, interaccionan y sobre todo llenan los espacios que van entre los anuncios.
Encontramos en esa granja humana a Sandra Pica, la joven que ha logrado conquistar al novio de Melyssa Pinto. Debutó Sandra en televisión en 2017, en Mujeres y Hombres y Viceversa. Tiene 21 años, más o menos los de Victoria Federica Marichalar o la novia de Enrique Ponce, Ana Soria. Por situarnos. Sandra es de Barcelona.
Con tan solo 18 años, Pica probó suerte en Mujeres y Hombres y Viceversa, donde se sentó como pretendienta de una tal Joni Marley. Como si se tratara de un ejemplo icónico de algunas personas de esa generación, estudia moda y es influencer. Quiere dedicarse a la moda y, como podemos ver en un su Instagram, tiene su feed lleno de fotos posando de manera muy profesional y luciendo diferentes outfits. Varias marcas anuncian sus productos en sus perfiles y ella sortea cosas. Es un modelo para algunos jóvenes, hombres y mujeres, de esas edades.
Por supuesto, es una gran amante de los animales, pero su perra no es un chucho rescatado de la protectora de animales. Ella tiene un bulldog francés (llamado Bimba), que vale un dinero.
Una cosa es la compasión y la vocación animalista y otra la imagen. Esa raza debe estar de moda. Su perrita es también protagonista en RRSS y ha compartido cantidad de fotografías con su ama.
No se lo van a creer, pero a Sandra le encanta viajar. Ni qué decir tiene que en las redes sociales de Sandra podemos ver sus destinos. En sus stories destacadas, la muchacha presume de haber visitado por ejemplo Austria, Milán, París o Formentera, entre otros lugares. Sandra tiene una hermana a la que adora. Se llama Genissa y es estudiante de periodismo.
Para redondear el manual de la concursante/influencer de La isla de las tentaciones añadimos que otro de sus hobbies es el deporte. La sorpresa es que uno de sus favoritos es el snowboard. Está deseando que nieve.