Doña Sofía ha tenido un único amor, que se sepa, al margen del rey Juan Carlos. El hombre por el que bebía los vientos la emérita, en aquellos tiempos Sofía de Grecia, era su primo, Harald de Noruega, quien ahora se encuentra en una situación de salud muy delicada tras varios problemas sanitarios. A sus 83 años, parece que el monarca se encamina a su final. A buen seguro que doña Sofía está muy pendiente de su estado. Quizás hasta rece por él.
Y es que hubo un tiempo que la joven Sofía estaba perdidamente enamorada de Harald, a pesar de que ella ha tratado de negarlo en alguna ocasión: "Casi no lo conocía fue un invento de la prensa", le dijo a Pilar Urbano. Pero lo cierto es que Sofía se quedó prendada de la belleza nórdica del heredero al trono de Noruega. También contaba con la aquiescencia de su madre, la reina Federica de Grecia, quien intentó colocar a su hija como pretendiente al corazón del futuro rey noruego. "Yo sé que hubo muchos intereses de casarnos. Se provocaron encuentros, se hicieron cábalas…", llegó a confesar la propia Sofía.


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Pese a todos estos intentos, lo suyo fue imposible. Había un motivo de peso: el príncipe Harald estaba perdidamente enamorado de una azafata llamada Sonia. El heredero tuvo que luchar con todas sus fuerzas para que su padre, el rey soberano, diera su consentimiento a la relación de su hijo con una plebeya. Harald lo logró y se casaron el 29 de Agosto de 1968, tan solo seis años después de la boda de don Juan Carlos y doña Sofía.

En todo este tiempo que ha transcurrido desde su boda hasta ahora, Harald y doña Sofía han coincidido en las bodas de sus hijos. Los reyes de Noruega estuvieron en la boda de los actuales reyes de España, Letizia y Felipe VI. La reina Sofía, por su parte, acudió al enlace del príncipe Haakon y Mette-Marit. Fue sin su marido, eso sí.