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César Alierta, expresidente de Telefónica, en coma en estado grave

El empresario zaragozano está ingresado en un hospital madrileño, tras complicarse su estado de salud a raíz de un infarto sufrido el pasado 1 de agosto. A sus 75 años mantiene una relación con Isabel Sartorius, la ex novia de Felipe de Borbón

El expresidente de Telefónica César Alierta (Zaragoza, 1945) se encuentra ingresado en un hospital madrileño en coma inducido y en estado grave, tras complicarse su estado de salud a raíz de un infarto sufrido el pasado 1 de agosto. Según fuentes cercanas a la familia, hace cerca de un mes Alierta sufrió una crisis cardíaca que logró superar.

Con motivo de este empeoramiento, se le aplicó un primer coma inducido y este jueves se le practicó un segundo, a la espera de su evolución en la unidad de cuidados intensivos del centro hospitalario. Nacido en Zaragoza en 1945, el actual presidente de la Fundación Telefónica ha sido presidente ejecutivo de la operadora de telecomunicaciones de 2000 a 2016. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, Alierta ha sido presidente de Tabacalera y es el accionista de referencia del Real Zaragoza.

Cumplidos los 75 años, y retirado ya de los consejos de administración -dejó la jefatura de la operadora un año después de fallecer su esposa-, la última etapa de César Alierta se ha centrado en dirigir los proyectos de la Fundación Telefónica.

El que fuera presidente de Telefónica lleva un par de años manteniendo una relación con Isabel Sartorius, y aunque han tenido algunas intermitencias, parece que iba consolidándose. La ex de Felipe de Borbón y el empresario retirado, según amigos cercanos, se ven con frecuencia. Y dicen que ella estaba "mas tranquila, guapa, y delgada", desde que su amistad con César Alierta se convirtió en algo más.

En su día se publicó que Sartorius: se había mudado de casa. Y que su novio le había alquilado un piso en el madrileño barrio de Chamberí. Aunque no se pudo confirmar. Isabel vive con su hija en un inmueble más amplio del que ocupaba antes de salir con Alierta.

Isabel trabajó durante un año para la Fundación Telefónica como consultora externa, donde participaba activamente en las labores solidarias que desarrolla la organización no lucrativa promovida por el aragonés que ha cautivado el corazón de la bella Sartorius, 20 años más joven. Si bien trabajadores que colaboran con la Fundación comentaban que Isabel cobraba un sueldo que rondaba los 20.000 euros al mes, una portavoz de la entidad lo ha desmentido a Informalia. También han confirmado que Isabel Sartorius no está vinculada ya con la Fundación, desde mayo, aunque otras fuentes aseguran que sigue vinculada a la empresa a través de terceras sociedad colaboradoras. Preguntados por qué después de un año Sartorius dejó de trabajar allí, en la Fundación no dieron ninguna explicación.

No todo el mundo apostó por la relación entre el ex número uno de Telefónica e Isabel Sartorius. Pero para el ejecutivo, ella ha sido un soplo de aire fresco. Decían sus íntimos que le ha cambiado.

Desde que perdió a la mujer de su vida, Ana Placer, hace cinco años y hasta que empezó a relacionarse estuvo sumido en una profunda tristeza. Con ella compartía el inmenso patrimonio que posee, producto de más de dos décadas de trabajo y dedicación.

Y es que Alierta goza de una posición económica envidiable: tiene a su nombre varios pisos y fincas en Zaragoza. Además, tiene varios cargos en diferentes empresas y es socio de tres sicavs: Lierde, Valibesa y Alfa Inversiones) así como una patrimonial llamada Barnsley S.A.

Precisamente, en Lierde es donde invierte su fortuna personal. El nombre de la sociedad, constituida en 1994, responde a una aldea abandonada donde él solía pasar las vacaciones. Fue creada para gestionar su patrimonio y el de su familia.

La sicav pertenece a un grupo reducido de empresas con un patrimonio superior a los 100 millones de euros y detrás de las que se encuentran apellidos como March o Del Pino. En esta compañía también participaba su fallecida esposa.

El apellido Alierta adquiere aún más relevancia en Aragón, puesto que engrosa la lista de los más ricos de la comunidad. Su padre, Cesareo Alierta, además, fue alcalde de la ciudad y presidente del Real Zaragoza. De hecho, en su mandato se construyó el estadio de La Romareda, una calle y un colegio con su nombre.

Tras el fallecimiento de su padre, Alierta recibió dos pisos en la calle Teniente Coronel Valenzuela con superficies de 500 y 300 metros cuadrados y comparte, junto a sus cuatro hermanos, una parte de un garaje en un edificio de protección oficial en la Avenida de Navarra, según cuenta Vanity Fair.

Por si fuera poco, en el paraje de Puerta de San Pedro posee desde 1976 una doceava parte de una finca, en la localidad de Bujaquera de Río de Lierda figura a su nombre una sexta parte de un campo y una doceava parte de una heredad llamada borda del Clavetero en Canfranc con un pajar de tres hectáreas de extensión. Por otra parte, tras el fallecimiento de su mujer, también es dueño de una quinceava parte indivisa de un local de 126 metros cuadrados en la calle San Vicente de Paul.

En cambio, y a pesar de haber vivido durante gran parte de su vida en Madrid, el ex número uno de Telefónica no tiene nada a su nombre en la capital de España. César y su esposa vivieron primero en la calle Abelló y después se instalaron en Aravaca, en un domicilio que no se encuentra a su nombre.

Alierta, el multimillonario que tiene un Nokia sin Internet

César Alierta nació en Zaragoza, lugar en el que residían sus padres, Juana Izuel y Cesáreo Alierta. Su progenitor fue alcalde de la ciudad, presidente del Zaragoza club de fútbol y figura clave para la construcción del estadio de La Romareda. Al igual que su padre, él también es un apasionado del fútbol y de su Zaragoza, del que es accionista mayoritario. En 2014, de hecho, salvó al club de la desaparición.

Estudió Derecho en la Universidad zaragozana. Tras terminar la carrera, abandonó su tierra querida para marcharse a la Universidad de Columbia, en Nueva York, para hacer un máster. A su vuelta, comenzó su vida profesional en el Banco Urquijo de Madrid. A mediados de 1985, fundó la sociedad DZ Especialistas en soluciones, de la que es el mayor accionista y en la que ha ocupado desde creación los puestos de presidente y consejero delegado. En diciembre de 1991, fue nombrado presidente hasta junio de 1996 la Asociación Española del Mercado de Valores (AEMV), que constituye la "patronal de la bolsa".

Fue escalando puestos y, en 1996, el Gobierno de José María Aznar le proclamó presidente de la empresa pública, Tabacalera. Alierta procedió a privatizar la entidad y la fusionó con la empresa competidora francesa Seita para formar Altadis. Cuatro años después y también a iniciativa de Aznar, fue nombrado presidente de Telefónica, sustituyendo a Juan Villalonga.

El 6 de septiembre de 2009, César Alierta lideró una de las mayores alianzas estratégicas en el mundo de las comunicaciones con la operadora asiática China Unicom. Según el acuerdo, ambas compañías se comprometen a invertir cada una el equivalente a 1 000 millones de dólares en compra de acciones de la otra.

El 29 de marzo de 2016, el abogado anunció su dimisión mediante comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), nombrando como su sucesor a José María Álvarez-Pallete, hasta entonces consejero delegado. Tras su renuncia, Alierta pasó a ser el presidente de la Fundación Telefónica. En mayo de 2017, abandonó el consejo de administración.

En los últimos años, vive volcado en proyectos solidarios. Entre ellos destaca ProFuturo, dirigido a escolarizar niños en el Tercer Mundo proporcionando tablets a los misioneros. En esta tarea cuenta con la ayuda de su gran amigo, el Papa Francisco. Juntos promueven esta y otras iniciativas como Aulas en Paz para fomentar los valores y la convivencia pacífica entre los niños. "Solo pretendo humildemente ayudar al Papa a hacer un mundo mejor", reconoce.

A lo largo de su vida, César se distingue por ser una persona muy discreta y humilde. Su teléfono móvil es un Nokia sin pantalla inteligente, que no tiene acceso a redes sociales ni a Internet. "El único ser libre soy yo, porque tengo este teléfono y ni Google ni Apple ni Facebook saben de mi vida", bromeó recientemente en un congreso de telefonía. En la actualidad, viaja con frecuencia al extranjero, pero también trata de visitar siempre que puede Zaragoza, donde residen sus cuatro hermanos, con los que está muy unido, y sus sobrinos, hacia los que siente verdadera adoración.

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