Simone Biles (23), la gimnasta más laureada de la historia del deporte, ha concedido una larga entrevista a Vogue sobre los abusos sufridos por el exmédico de la selección nacional de gimnasia de los Estados Unidos, Larry Nassar. El doctor fue condenado por pedofilia y por abusar sexualmente de cientos de atletas a lo largo de dos décadas, entre ellas Biles.

En su charla con el medio, la gimnasta reconoce que fue el testimonio de su excompañera Maggie Nichols la que le hizo plantearse por primera vez el hecho de que ella también podría haber sido víctima del exmédico. "Sentí que había recibido el mismo trato (...) Recuerdo buscar en Google 'abuso sexual'. Porque sé que algunas chicas lo pasaron mucho peor que yo. Lo sé con total seguridad. Así que sentí que yo no había sido abusada, porque no era en la misma medida que las otras chicas. Algunos de mis amigas lo pasaron muy, muy mal. Eran sus favoritas. Como mi caso no era así, sentí que no sucedió", confiesa.
Biles admite que sus grandes logros y su estatus de estrella dificultaron su toma de conciencia. "Sentía que lo sabía. No quería admitírmelo, no quería reconocer que eso había ocurrido. Pensaba que América quería que yo fuera perfecta. Cada vez que un estadounidense gana en unos JJOO es el novio o la novia de América. ¿Cómo podía pasarle eso a la novia de América?", se pregunta.

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La mejor gimnasta del mundo y, probablemente, de todos los tiempos confiesa que lo pasó muy mal e incluso se mudó a la casa de sus padres cuando se destapó el caso de abusos de Nassar: "Estaba muy deprimida y dormía muy poco. Eso era lo más parecido a la muerte. Fueron tiempos muy oscuros", explica.
No obstante, asegura que hacerlo público fue lo mejor que podía haber hecho: "Hacer pública mi relación con él fue un alivio. Sabía que al hacerlo ayudaría a los otros supervivientes a sentirse más cómodos a la hora de contarlo", cuenta en la revista.