Boris Johnson no se enfrentará a una investigación criminal por su cuestionada relación con la empresaria estadounidense Jennifer Arcuri cuando fue alcalde de la capital de Inglaterra entre 2008 y 2016. Sin embargo, todo parece indicar que la Asamblea de Londres reanudará una investigación separada sobre su conducta, por lo que el político podría ser citado a declarar el próximo otoño.
El escándalo entre Jonshon y Arcuri salió a la luz en 2019, cuando el consistorio londinense pidió a esta institución que se investigara al primer ministro por haber incurrido supuestamente en un conflicto de intereses para beneficiar a la empresaria. Tal y como publicaron los medios británicos en su día, la emprendedora habría recibido 126.000 euros en forma de tres subvenciones públicas distintas.
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Esta semana, la Oficina Independiente de Conducta Policial (IOPC) ha comunicado que el primer ministro británico no será sometido a ningún tipo de investigación tras no encontrar argumentos suficientes al respecto. A pesar de ello, desde este organismo sí han asegurado que entre ellos existió una "estrecha asociación" y que incluso pudo haber una "relación íntima". La empresaria se unió a tres viajes comerciales dirigidos por el alcalde a Nueva York y Tel Aviv.

No obstante, según The Mirror, el líder de los 'Tory' podría ser citado el próximo otoño por la Asamblea de Londres para declarar ante el Comité de Supervisión de los partidos. Según la Ley de Autoridad de Londres, esta institución tiene poderes para convocar a cualquiera que haya sido alcalde en los últimos 8 años.
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"La IOPC estaba analizando específicamente si cometió un delito penal. Ese no es nuestro cometido y su decisión no tiene ninguna relación real con nuestra investigación, que se centrará en su conducta como alcalde de Londres ", ha señalado el presidente de escrutinio de la asamblea, Len Duvall.

Según las mismas fuentes, la asamblea también podría pedirle a Arcuri que declarara y presentara pruebas sobre el escándalo, aunque este organismo no tiene las competencias suficientes para obligarla al respecto. Los supuestos favores de Johnson a la empresaria sucedieron en la misma época en la que el primer ministro británico estaba casado con su segunda esposa, Marina Wheeler, madre de cuatro de sus hijos.
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