Carlos Falcó luchó con valentía contra el coronavirus. El marqués de Griñón incluso se sometió a un tratamiento experimental para superar la enfermedad. Sin embargo, su avanzada edad de 83 años y las patologías previas complicaron su batalla, cuyo triste final se confirmó el pasado viernes por la tarde.
El marido de Esther Doña falleció en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, donde fue ingresado el domingo 15 de marzo y donde los profesionales sanitarios se afanaron en salvarle de un trágico destino que ya han sufrido más de 2.936 personas a causa de la enfermedad.
Para evitar que se expanda el contagio, Falcó murió solo, sin la compañía de los suyos, aislado en el centro médico como medida para luchar contra el Covid-19. Ni las cuatro mujeres que han sido sus esposas, ni ninguno de los cinco hijos, nacidos de sus tres primeros matrimonios, pudo estar con él en los pocos días que permaneció hospitalizado.
Lea también - Tamara Falcó acudió, rota de dolor, a la incineración de su padre
Su despedida tampoco fue lo que se espera cuando fallece un hombre de mundo, sociable y familiar, como era el marqués de Griñón. Fue incinerado y no tuvo velatorio. Eso sí, sus cinco hijos, con mascarillas y distanciados, estuvieron presentes en este último adiós: Manolo y Xandra, fruto de su primer matrimonio con Jeannine Girod; Tamara, de su relación con Isabel Preysler; y Aldara y Duarte, de su tercer matrimonio con Fátima de la Cierva. Su viuda Esther no asistió pues se encuentra aislada, afectada también por coronavirus.