El abogado de Corinna zu Sayn-Wittgenstein asegura en un comunicado que su cliente se reunió en marzo del pasado año con el rey Juan Carlos para solicitar a la Casa Real entablar "un diálogo de buena fe", sin pedir contrapartidas "indebidas", con el objetivo de que se pusiera fin a la "campaña de abuso" de la que se consideraba víctima al ser investigada por la Fiscalía de Suiza.
El encuentro se produjo después de que Robin Rathmell, el abogado británico de la ex amante del Rey, enviara una primera carta a la Zarzuela para "abrir un diálogo", sin mencionar que en la citada misiva se le comunicaba al rey Felipe su condición de beneficiario en la Fundación Lucum, una información, no avalada en ningún documento, con la que se pretendía involucrar al jefe del Estado en las finanzas de su padre.
Lea también: la batalla borbónica: Felipe avergonzado, doña Sofía devastada y Juan Carlos, hundido
Felipe VI, tras recibir la carta, contestó a los remitentes que no tenía conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los hechos que le mencionaban y, además, les comunicaba que no tenía intención de designar a ningún representante legal para iniciar negociación alguna con el despacho de abogados.

El rey Juan Carlos se desplazó hasta Londres el 16 de marzo de 2019 para trasladarle personalmente el mensaje de que ni él, ni mucho menos su hijo podían intervenir en causas judiciales. El Emérito trató en aquel encuentro de convencer a su ex amante, con la que mantuvo una relación sentimental entre 2004 y 2012, para que abandonara una guerra que todos acabarían perdiendo.
Don Juan Carlos no tuvo éxito y el encuentro se saldó sin ningún acuerdo. El padre de Felipe VI comprendió entonces que Corina Larssen había pasado de ser su amante a ser su enemiga más peligrosa. Fue entonces cuando el Emérito comunicó a su hijo el fracaso de sus negociaciones y se tomó la decisión de apartar a don Juan Carlos de las actividades oficiales, lo cual se explicóante la opinión pública no como un primer cortafuegos (que se reveló insuficiente) para evitar manchar a la Familia Real y a la institución, sino como una decisión personal del Rey don Juan Carlos, una especie de jubilación decidida por él.
El letrado británico trata de mantener activa la batalla para librar a su clienta de las consecuencias de la investigación sobre sus finanzas y niega que Corinna esté vinculada a los fondos que investiga la fiscalia suiza. Por eso, Robin Rathmell ha remitido otro comunicado, el segundo desde que la Zarzuela denunció un intento de chantaje, en el que confirma que, tras la respuesta de la Zarzuela y la conversación entre el rey Juan Carlos y Corina Larssen, volvió a mandar "varias cartas de seguimiento, sin hacer demandas" aunque sin resultado. "Nuestras solicitudes de buena fe para un diálogo nuevamente quedaron sustancialmente sin respuesta", reza la nota del letrado británico, quien sostiene que Corinna solo buscaba "poner fin a la campaña de acoso contra ella y salvaguardar su seguridad y la de sus hijos" y no planteó ningún tipo de chantaje. A pesar de que ella misma ha declarado ante la fiscalía suiza que recibió del rey Juan Carlos 45 millones de euros, en concepto de regalo. No se deduce que fuera sí después de escuchar las cintas que grabó el comisario Villarejo, en las que decía que el anterior Monarca la había utilizado de testaferro.
En el último comunicado Larsen afirma a través de su abogado que "nunca se han hecho demandas indebidas, financieras o de otro tipo, a la Casa Real". El representante legal de la ex amante del rey Juan Carlos muestra su sorpresa ante el hecho de que "ciertas personas" sostengan ahora que hubo "algún tipo de chantaje u otro propósito inapropiado", lo que considera "absurdo" a tenor de los intentos por buscar el diálogo. Robin Rathmell justifica el nuevo comunicado como un modo de atajar lo que califica como desinformaciones de los medios de comunicación españoles.
Corinna mantiene que "no está involucrada" en la investigación que lleva a cabo la Fiscalía suiza por la supuesta donación de 65 millones de euros que recibió de una fundación panameña vinculada al rey emérito.